Juego de distorsiones en el vaso de cristal y en ese espejo que use durante años para reflejar las imagenes de los elementos de las naturalezas muertas. Ese espejo que había cambiado a mi marquero de Mar del Plata en los años 70 por un dibujo. Se me rompió hace dos o tres años, me faltan todavía cuatro de mala suerte y solo me garantiza la fortuna mi gatito chino dorado que saluda monotonamente desde la biblioteca.

alejandro