10 septiembre 2006









POESIA ARGENTINA
DE VANGUARDIA
(1920 - 1930)

Nicolás Olivari,
La Musa de la Mala Pata,
Buenos Aires, 1926.


"La aventura de la pantalla"

¡Claro! ahora no vale la pena recordar...
ahora tengo un alma aviesa de malandrín,
-medio comerciante, medio grumete-
pero, a veces conviene tocar el violín
del verbo amar
en pasado ya, grácil midinette.

Estoy en la ventana del recuerdo
-viejo lobo de mar-
¿Qué añejo amargor enverdece el espejo
en la desolada taberna del arrabal?
Eran crepúsculos abiertos como heridas
que enconaba mi nostalgia de ver el mar,
-yo fumaba un tabaco exótico de capitán-
y corría aventuras contigo por querida
en las huecas tabernas que a veces desfilaban
en la solitaria sábana del cinema del arrabal...
-La taberna, el mar y quizás tu carne eran de utilería-

¿Y la melancolía?
Esa vieja enana
beguina provinciana
con la poesía pasadista por capuchón?

¿Y la embriaguez acre que agarré junto al depósito?
¡Cómo me emborrachaba el olor a pescado!
Y te llevaba a propósito,
por los muelles... por los muelles...

Mi corazón
-vieja barcaza que hace agua-
rolaba por el borde de tu enagua,
que, a veces, era blanca como la espuma del mar.

¿Quién como yo gozó en poesía de la sinecura
de fumar en la pipa de la real aventura?
y en su humo países, países en toda la oscura
sentina musgosa del cinema del arrabal...

Después vino la lógica del pan
nuestro de cada día;
vos te fuiste al hospital,
yo me iré algún día,
y, mientras tanto
¿para qué el llanto
si me calafateo con la brea de la melancolía?

¡Ahora amo a las mujeres de ojos grises
como el acero que domina a la ciudad!

¡La ciudad! ¡La ciudad! ¡La ciudad!
La ciudad tiene en su calle a todos los países
de mi sensualidad.