CENTELLA, CRUCES, ANUNCIACIONES, DEJAVUCES,
¿SIX DEGREES OF SEPARATION CON ONDA LUNFA?
Eran los primeros meses del '74 , mucho calor, poca gente en baires, la cosa estaba pesada, la vida un tanto disipada, y yo con ganas de organizarme. Buscaba un taller, (un "yerta", como dicen en el rioba), donde pudiera pintar y con un catre, usarlo de bulo. Estaba cansado de tanto yirar por hotelitos de mala muerte, quería pintar (si me salía), dibujar tamaños mas grandes que los papelitos de block de los que vivía y quedarme alguna noche a descansar de la rutina de tanguerías, boliches, etc. Hablaba con todo el mundo que andaba en lo mismo que yo, con los artesanos de la plaza, buscando un lugar para estar solo o compartir.
En la feria había aparecido M, una piba muy linda, joven, jiposa. Era lo que algunos llaman belleza bestia, una cara donde predominaban las cejas muy pobladas y una nariz recta, que le daban un aspecto de escultura griega, razgos reforzados por los brazos velludos y muñequeras de cuero. Todo un personaje de gran ambiguedad, pero con quien hicimos una buena amistad.
Era muy buena dibujante, sobre todo de gran polenta. Trabajaba en el taller de Hilda Isas, a la vez discípula de Urruchúa, sus desnudos tenían toda la fuerza del realismo expresionista (tan PC), que el viejo Demetrio le transmitía a sus alumnos, y que hacía que los bocetos parecieran hechos por muralistas mejicanos.
Todos los sábados llegaba a la plaza acompañada por el padre que cargaba los cuadros y las maderas con que armaba su chiringuito, el viejo la pasaba a buscar a las 6 para retirar todo y alejar a los "lobos", que rondaban a la nena. Alguna vez la acompañaba la madre, una española, republicana, buena fotógrafa que tenía su puesto en la plaza Dorrego.
M me dió dos direcciones de posibles talleres, una: Los patios de San Telmo, un extraño lugar de tres pisos, armado como una galería clásica, con las vidrieras y puerta de cristal, mas parecidos a los prostíbulos de Hamburgo que a un estudio de artista, donde se veía el interior, con el pintor en acción, (como dicen los americanos). La mayoría ponía una gran cortina, lo que permitía con la ayuda de un catre usarlo de dormitorio, o a los mas osados alquilarlos de "matadero". Pero servían también para concretar operaciones que no se terminaban en la plaza, o que se dejaban para media semana. Los baños eran compartidos uno por piso.
El otro lugar, fue el que me interesó, era en Libertad 543, donde tenían el taller M y su madre. El edificio, muy viejo a media cuadra del Colón, se llamaba (y todavía se llama), "El conventillo de las artes". Era además de viejo, muy sucio, pero tenía cierto encanto para mi. En casi todos los ventanales tolditos de lona o esterilla lo hacían pintoresco. En la planta baja, el ascensor inútil, pintado de rosa y lleno de macetas y tiestos con flores, así que había que subir los cinco pisos por escalera hasta llegar a la cúpula derruida. Vivían pintores, músicos, artesanos, en bastante armonía. Pero algunos se querían ir cuando el paso de los años, o las medidas de las inmensas telas los ponían mas quejosos. La noche que lo visité, fuimos a comer pizza con dos o tres de los inquilinos que hablaban de irse, uno de los más viejos e interesantes resultó ser un músico y compositor que trabajaba en el Colón y que además había estrenado "algo" de su autoría. Era pianista, y había metido un piano de cola en el departamento, (no sé ni le pregunté como), que tapado le servía de mesa para comer, (casi siempre fideos) . Pero ese día Ramos, me contó gracias a los moscatos desinhibitorios, su amor por el tango, alguna orquesta por la que pasó o hizo arreglos, los que había compuesto, todos desconocidos, menos uno con su gran amigo que acababa de morir: Julián, que no era otro que Centeya. Le conté que lo había conocido en La Payanca y que lo veía en Sur, con el gordo Troilo o con Marconi, o alguna madrugada en Bachin. Entonces me "cantó" su poema con armonía desastrosamente amoscatada: "Libertad 543".
No alquilé ahí tampoco, no podía pagar esa suma, pero esa también es otra historia.
Alejandro
Libertad 543
Julián Centeya
La demorada luna en el tejado fantasmagórico
y un gato aritmético maulla un telegráfico deseo.
Numeradas bohardillas de Libertad al 5oo,
frente a la bostezada plaza la casona,
encofra recuerdos de voces e imágenes que las poblaron.
En el tercer piso Alfonsina que olvidó un poema
en la hornacina, un invierno de Burger.
Y en lo alto, aquel refugio de azules fracasos inmeditados
de aquellos bohemios sin mecenas propio.
Heredad que aún se convive y se divide
sosteniendo el milagro del poema y el murmullo del piano
Digo, el milagro. Libertad 543.
Meridiano devorador de enloquecidos sueños.
Algo.
CRUCES
En una pagina que se llama en inglés, "Borges'tables", (las mesas de café de Borges), el gerente del gran Café Tortoni, Roberto Fanego, conserva fotografías de Borges bebiendo una Indian Tonic Cunninton junto a Julián Centeya y Carlos Mastronardi. En reuniones de intelectuales del grupo Boedo, Borges decía admirar a Centeya.
8 Comentarios:
Muy buena la historia del edificio, conocí a Ramos, era hermano de Dino Ramos un compositor de jingles que escribía música con Palito Ortega. Raúl Sibechi, Cordoba.
No son demasiadas coincidencias? o es una licencia poética. karla.
gracias raúl por el dato.
karla, si, son coincidencias, hay licencias que en mi caso no son poeticas, y una pregunta, por que no habilita coments, en su blog? y Vd, es la licenciada que conocí en el goethe en la presentacion del libro de Piglia junto a German Garcia, y que se peleo con Obietta?. saludos alejandro
tuvieron su encanto,los primeros años y sus ilusiones,la desilusion del retorno, y la busqueda de otras salidas, y en el medio de todo la vida diaria y las ilusiones de cada uno. alejandro.
eso se nota en tus relatos. Hace días que estoy esperando si hay segunda parte, si continúan estos relatos que me resultan por algunas razones hasta familiares.
saludos
P.s. gracias, hay mas relatos, desordenados como todas mis cosas. y es verdad fueron años de tanta intensidad, y con tantas esperanzas en común, tantos deseos de otra cosa y el buscar y discutir por las utopias sobre todo no esperando la salvacion particular como ahora, saludos. alejandro
sigo atenta estos relatos, en esa mezcla exacta de espíritu de época y sensaciones personales, muy bueno ale!
gracias palm-peel, saludos.
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