CRÓNICA: LA VENTANILLA
La fricción
DAVID TRUEBA 11/07/2009
La fricción
DAVID TRUEBA 11/07/2009
"...Los periodistas se empeñan en plantear siempre a un novelista o a un cineasta la misma pregunta imposible: "¿Cómo surgió la idea?". Las ideas no surgen, es más, un tipo con ideas debería estar perseguido por la policía municipal. Lo que sucede es el encuentro de un cúmulo de elementos que producen la explosión de una idea. Es curiosamente otra fricción, anterior a la del público con la obra, de la que nace casi todo lo que viene después. Una cerilla para encenderse no basta con ser frotada, puede frotarse sin descanso contra una bola de plastilina y no sucederá nada, necesita una superficie rugosa. Un caso bastante esclarecedor es cómo nació la idea de la novela corta Pobre, paralítico y muerto, que luego el propio Rafael Azcona transformaría en el guión del El cochecito, una de las películas míticas de Marco Ferreri. Azcona contaba que en un semáforo de la Castellana vio detenerse a un grupo de minusválidos en sus carritos motorizados que salían de ver el partido de fútbol del Bernabéu. Uno de ellos, sin movilidad en las piernas, les decía a los demás: "Pero habéis visto esos jugadores, no valen para nada. Están hechos unas birrias. Ni corren ni nada. Son unos mataos".
Una escena tan corriente sólo entra en fricción con la persona exacta, cargada de poder de observación, años de intemperie a la humanidad, a la sociedad española, que de allí obtiene nada menos que el germen para levantar la historia de un anciano que cae en la desesperación porque ve cómo su mejor amigo impedido de las piernas se compra un cochecito, que disfruta en excursiones y salidas, y a él en cambio su familia, porque lo considera un capricho senil, se lo niega. En Azcona la conclusión es una película gloriosa; en otras manos sería quizá un engorro.
Todo el mundo conoce casos de artistas excelsos rechazados por el público. El tiempo les ha dotado de un aura mítica. Son los héroes del fracaso, frente a los que abusaron sin piedad de su don para la popularidad. El error consiste en hacer teorías artísticas a cuenta de los resultados. Lo que importa considerar es el grado exacto en que una obra se beneficia de la amenaza de someterse al espectador. El esfuerzo que han hecho grandes incomprendidos por ser asequibles, así como el rencor visceral contra el público que tiñen ciertas obras son entrañables. Pero si se mira con la suficiente falta de prejuicios, es fácil encontrar que casi siempre las mejores obras de la cultura están llevadas a cabo por un autor que se siente rey, dueño y dictador de lo que ha puesto en pie, pero que no ha perdido nunca de vista la finalidad del esfuerzo: ser comprendido, disfrutado, enriquecido por la mirada del otro. En mi vida he conocido a dos o tres genios y todos ellos tenían un par de rasgos en común: hacían más preguntas de las que respondían y seguían rumiando las razones de por qué algo que habían hecho no había gustado a la gente..."
Una escena tan corriente sólo entra en fricción con la persona exacta, cargada de poder de observación, años de intemperie a la humanidad, a la sociedad española, que de allí obtiene nada menos que el germen para levantar la historia de un anciano que cae en la desesperación porque ve cómo su mejor amigo impedido de las piernas se compra un cochecito, que disfruta en excursiones y salidas, y a él en cambio su familia, porque lo considera un capricho senil, se lo niega. En Azcona la conclusión es una película gloriosa; en otras manos sería quizá un engorro.
Todo el mundo conoce casos de artistas excelsos rechazados por el público. El tiempo les ha dotado de un aura mítica. Son los héroes del fracaso, frente a los que abusaron sin piedad de su don para la popularidad. El error consiste en hacer teorías artísticas a cuenta de los resultados. Lo que importa considerar es el grado exacto en que una obra se beneficia de la amenaza de someterse al espectador. El esfuerzo que han hecho grandes incomprendidos por ser asequibles, así como el rencor visceral contra el público que tiñen ciertas obras son entrañables. Pero si se mira con la suficiente falta de prejuicios, es fácil encontrar que casi siempre las mejores obras de la cultura están llevadas a cabo por un autor que se siente rey, dueño y dictador de lo que ha puesto en pie, pero que no ha perdido nunca de vista la finalidad del esfuerzo: ser comprendido, disfrutado, enriquecido por la mirada del otro. En mi vida he conocido a dos o tres genios y todos ellos tenían un par de rasgos en común: hacían más preguntas de las que respondían y seguían rumiando las razones de por qué algo que habían hecho no había gustado a la gente..."
Babelia
Diario El País
Etiquetas: sobre mi admirado Azcona y el verso de la imaginación
5 Comentarios:
Hola:
Trueba es el director de cine español?
G.
tampoco es ¡¡¡ah.ah.ah.!!!Tiene alguna frase listilla como la de las cerillas, (un poco de Selecciones, ¿se acuerda de Selecciones del Reader Digest?), pero no mas de eso, esta bien que Vd, idolatre a Azcona, ya lo leí en varios de sus post.
Pero tampoco es Paul Aster.
Un beso
esmeralda m.
que feo que me quedo eso de cerillas y listilla.
Perdón.
esmeralda m.
esmeralda vi la foto en su blog y esta bastante, diría muy buenona, no es fotochop?
ramiro
esmeralda vi la foto en su blog y esta bastante, diría muy buenona, no es fotochop?
ramiro
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