21 marzo 2008


TESTIMONIALES
Podrido de tantos suplementos culturales
promoviendo productos Ideológico-progres.
Propongo: ¿Si regalan desinteresadamente una idea por semana?

Me mata ya tanta verborragia al pedo, voy a tener que dejar de leer tanto suplemento cultural. La nota-gota rebase fue la de Saccommano y sus explicaciones - justificaciones, teñidas de elucubraciones ideológicas. Me agobió. ¿Será parte de la estupidez que crece en estos tiempos de regresiones K, como un melanoma maligno? (no se la velocidad de crecimiento de los melanomas benignos, sorry). Me está influyendo últimamente el Dr. Jause. El discurso de Sacco como patchwork hecho a base de las frases de sus autores preferidos y que él usa para demostrar como piensa; digo para mostrar su “personalidad”, su coherencia, es discurso “prolijito” pero se nota mucho el remiendo, (pero el patchwork es así, el remiendo es lo aglutinante, lo principal). El intelectual ya logró su torre de marfil lejos del circuito Malba. Pero vuelve al ruedo a denostarlo además de presentar su producto. Los diarios en vez de estos espacios para “entretener” a sus lectores culturosos tendrían que habilitar consultorios psicológicos y después mostrar la desgrabación a la manera de las vouyeristas sesiones de Tony Soprano con su curabocho.
Disgregación: No niña Traslante, -esto lo digo yo, de mi propio coleto- no soy un burgués alimentado a psicotrópicos, que con los dedos durísimos y entintados sostiene el gallego “El País” o los locales varios. Solo busco leer en alguno esa cinta, transcripta en tiempo real, sin modificaciones, a lo bestia, un lugar sin las represiones o concesiones del periodista, así, en crudo, sin contención, donde se viera en bruto lo mas bajo - sádico - terrible del personaje pero sin la ideología del otro, solo cámara y grabador a la manera de Andy Warhol, la cámara fija con encuadre de foto carnet. Una mirada aséptica, ni tierna ni indulgente. Basta de esta modernidad rosa-bombón, la modernidad de los sobreentendidos silencios, de las miradas cómplices o réprobas a la manera del gallego Quintero o del peruano Hugo. Quiero el puto discurso en la realidad de las cuatro paredes, en el acto de la introspección (cuando la haya), no cuando recordamos las vivencias pasadas (bueno las malas vivencias) tratando de envolverlas con un poco de humor o con mirada tierna que nos proteja de los bordes agudos, para que no lastimen, para tamizarlas a la mirada del otro, donde dicen que se complementan o se completan, para que en ese cedazo quede lo grueso, lo desagradable, lo que va a provocar mas grumos después. Si, no me gusta Saccommano y su continuo discurso político de ubicación, creo que lo político debe aflorar más en la actitud de vida del artista (posiblemente como ética y no como discurso de comité) porque además desgasta el discurso artístico en la repetición hasta el hartazgo de las entidades de derechos humanos a las que se pertenece o se perteneció, o los chupaderos donde estaban sus cumpas. Claro él se siente partícipe de una línea ideológica-artística (casi un “eje del mal para la mersada) línea con hitos como Arlt, Viñas, Correas (¿?), Fresan y donde incluye a mi “admirado Feinmann”. Lo de Correas sería un mérito -para Sacco- me cuesta decir: si lo hubiera comprendido, no se. Lo de admirado por “El bueno”, como lo nombran los acólitos, es por sus grados de imbecibilidad contagiosa, estado en que quedo los domingos después de leer su suplemento filosófico, tema “El Peronismo”, obviando que no soy del palo, ataca a personajes de los que solo tengo buenos recuerdos como creo que la mayoría de la mersada. Esos recuerdos que me unen al vulgo despreocupado de lo que pasa en el campo cultural “alto” y solo emocionado por lo popular sentimental, y que a él “Bueno” le sirven para justificar a su propio Heggel. El último recuerdo que ridiculizó fue el de Alberto Castillo, un cantor popular, actor de la época “volver” de nuestro cine de los 40 (médico de señoras en el mundo real) siempre querido, maquietoso, ridículo, casi una caricatura de sí mismo con sus poses, sus corbatas grasas de nudo “corashón”, sus trajes oscuros rayados de solapas anchas, y su rara voz “finita”, pero que colocaba donde quería. El que popularizó “Los cien barrios porteños” que eran ochenta y pico. Al término de su vida hace cinco años nomás, lo amaban los chicos jóvenes (post-malba) y con los “Decadentes” grababa candombes y música tropical y en los videos bailaba con su pinta de abuelito con demencia senil y dentadura floja.
Lo crucé algunas veces, (a Castillo), hace muchos años, una como tio de una cocinera que trabajaba en un hotel de Mardel “doña Emma”, una vieja correntina, nada fina, el mismo apellido que él, De Luca; cocinera que a la mañana cargaba sobre su lomo una media res de novillo por un pasillo de 50 metros, lo tiraba sobre la mesa de la cocina y lo despostaba en menos de media hora y a la tarde se pintaba, peinaba, se llenaba los cachetes de colorete y se sentaba a hablarle a Claudio García Satur, cuando pasaban la novela de la tarde por TV. Todos los días le advertía sabiamente y a los gritos sobre quienes eran sus verdaderos amigos y quienes lo estaban traicionando… Claro, me van a decir después de esto que mi modernidad se fue al carajo, que no puedo mezclar como quieren ellos intelecto con sentimiento, les digo que me chupen el izquierdo, digo a lo Coca Sarli: ¿Qué pretenden de mí? si mi modernidad era de la época de los apocalípticos e integrados del gordo Eco. Pero al gordito, ni cuando lo conocí del bracete de la Rosa María, nuestra fallera mayor, (digo nuestra semiótica mayor) me conmovió, menos cuando traté de leer lo de los monjes o lo del péndulo, dos mamotretos adormilantes. Después de leer a Deleuze a Foucault, el gordito era un Sebrelli-tano-devaluado. Claro que después venían siguiéndolo más “filósofos” en la pendiente de la devaluación posmodernista acelerada, como el de las cartas a Amador, ese de la cara de pescado con anteojos blancos y con el vicio de los “chuchos” y mas atrás los nuestros tratando de escribir filosofía para grasas que querían entender: la vieja lesbiana, Abran… o Rosichner (filio) porque el viejo es un grosso.
También me aburrí soberamente con el nuevo suplemento de Pag sobre los “diferentes”, porque para respetarlos no necesito conocer sus intimidades ni las diferencias de sello en sus entidades jurídicas, o sus diferentes categorías según su propensión al látigo, al bozal o al consolador de seis pulgadas, con las nenas no me meto porque castigan mas fuerte. El “las 12”, lo tiro con las páginas de clasificados de la Nación y Info Pilar. Los suplementos no caminan y aunque siempre me pareció una mierda Quiroga y su cloaca de la cultura, son lo mismo, el triste relato -pago- de los aparecidos y los por aparecer según la capacidad de respuesta (léase propaganda encubierta de las editoriales). Como diría la gente del General , "un dia brillando en el quiosco y al otro solo para envolver huevos o pescado" (Bah... en la época del general no existían los suplementos y ahora sólo muy en extramuros te envuelven con diario). Ah, si rescato de Sacco el rechazo por el Malba, que elucubro debe ser recíproco. Pasamos con velocidad (¿qué son diez o veinte años en la historia de la humanidad?) de la propensión al fragmento (tan poético) a la instalación de lo inacabado. Gloriosas épocas de la deconstrucción, de teoría inteligible para mi (aunque me la hubiera explicado Derridá, tomando un café después de una comilona con “Glusberg y sus discípulos”. Pero yo tampoco había entendido la Transvanguardia por mas que Lyotard, en mal español, me la explicara a grandes rasgos después de otra comilona y de sus ponencias en el CAYC. Con un guiño Jorge, añadiría viendo el librito de la posmodernidad con dedicatoria, “Boludeces para arquitectos, ¡creen sin guión, dolobus!”.
Cada movimiento que llegaba al ispa era comer y chupar y conocer al gurú del movimiento, la teoría era lo de menos, lo más importante como se nos acendraba lo gastronómico… Pero ahora ¿de qué me agarro ahora? leo a los poetas jóvenes y sus dudas de cómo llegar al parnaso, si venderse al modelo macrista a tanto el verso recitado, resistir en cafetines de extramuros por comisiones en las copas o volver a ofrecer sus letras en tabletas por el subte o por las plazas. Lo seguirán discutiendo en la próxima inauguración en el Malba, copa de malbec mediante (gracias Sacco).
Ahí volviendo al suicidadito Correa me acuerdo cuando con Massotta con los trajes dados vueltas en la época del Di Tella, zurcidos con lanas de colores casi flúos, (¿lo entendería Sacco?) peor, lo entenderían Florencia, Lola, Paula, etc… Miro la pila de suplementos del último fin de semana y apago con fuerza la compu y me voy despacito pensando en la crónica del Cucu en el diario Lanata y su deslumbramiento gracias a las mesas de saldo al descubrir al turco escriba y las cartas con billetes salvadores… es lo que siempre digo, un dato real y a remar y escribir la “historia”…
Alejandro

12 Comentarios:

Blogger carlos abac dice...

Lo de Cucurto me pareció una mierda a vos te habrá gustado por que reflota a tu amigo el turco. Ojo que igual creo que son otra mierda Saccomanno, Feinmann, y otros.
Carlos

12:26 a. m.  
Anonymous Anónimo dice...

Que turco?, el que resignificó "La lección del maestro"?

8:41 a. m.  
Anonymous Anónimo dice...

lo que decís del suplemento l2 demuestra que sos un nazi y mas cerrado que culo de muñeca.
Lily

10:01 a. m.  
Anonymous Anónimo dice...

Sacommanno lee a Correa? pag.12 que es K.
La vieja ve lo colore? Felipe que es Sandrini

11:50 a. m.  
Anonymous Anónimo dice...

Me olvide el viejo Glusberg nos diria "Creen sin guiones", pero nos pasaba sus interpretaciones de los guionistas adaptadas a este clima.Pero esta bien hacer notar como Vd lo hace que Brest, Glusberg, el Rojas, el Malba, son lo mismo.
Rajemos

11:54 a. m.  
Anonymous Anónimo dice...

¿Florencia, Lola, Paula?
¿que catzo me anda leyendo?
Marina

3:21 p. m.  
Anonymous Anónimo dice...

Ale, como estan las namis,mira si no a Lily ¡que boquita!, la otra Marina :"Catzo".
Yo también me acordé de las comilonas con Glusberg, y de las que hacía con los críticos de afuera y los de cabotage, y de la crítica a la que "seducia con un plato de ravioles a fin de año" (sic). La verdad no cambio nada solo que ahora se venden por una copa de malbec o champagne de canje.
Raúl
desde Cordoba, (cuanto mas lejos mejor-como Saccomanno-, de quién nunca leí nada, solo me acuerdo las historietas con Trillo, y que yo no sabía que hacía cada uno)

5:06 p. m.  
Blogger abac carlos dice...

¿No te da un poco de cosa igualar al imbecil de Rozitchner con Eco o con Savater? ¿No lo estás agrandando?

7:03 p. m.  
Blogger EmmaPeel dice...

Maestre volví y veo que sigue haciendo lío, asi me gusta

11:10 a. m.  
Anonymous Anónimo dice...

No entiendo, Vd se daba vuelta el traje y se lo zurcía con lana de colores?

2:11 p. m.  
Blogger AL-JAZERRA dice...

Abac,
Lea entre lineas,hombre grande.
Margarita
se copió, para mañana 50 veces "debo tener pensamientos propios".(como Bart).(lo de Bart es lo del pizarrón- demasiado explicado-
Lily:
Si, soy un viejo carcaman cerrado.
Ninio:
¿¿¿¿¿?????.
Raúl,
Si las minas estan bravas, Vd, ni se enteró por que en Cordoba lo unico que hay son chivitos/as, y además Vd no lee La 12.
Ninio 2.
No rajemos, tengamos un pensamiento propio aunque tomemos como base a los ajenos.
Marina:
Leo todo lo que puedo.
Abac 2.
No lo digo yo, lo piensa él.
Palm.
Bienvenida, la veo muy telenovelera.
Ano.(con perdón)
Vd. me piensaa mí, con un traje dado vuelta en los sesenta, y pespunteado del revés con lanas de colores?.No, eran Massotta y el suicidadito, no sé si el amargo de Sebrelli, era cuando corrían juntos y gritaban somos jovencísimos, lindísimos y reputísimos (sic). Además las tropas de Alberto Greco, el "maestro" de Almodovar. Los Malba en los 2000 son chicos de teta.
saludos.
alejandro

11:02 p. m.  
Anonymous Anónimo dice...

Que Florencia?
Que Lola?
Que Paula?

8:09 p. m.  

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