REFERENCIAL
74, UN LUNES
DE NOVIEMBRE
(POR LA NOCHE)
Salí de cenar, lunes y había poca gente. Me fuí hasta Talcahuano y Charcas, (siempre me gustó decirle así, no me acostumbré al M.T. de Alvear), bajé al sótano oscuro y lleno de gente y humo, como todos los días, estaba el "polaco" terminando de cantar María, después le pedirían Sur y así. Caño 14, reventaba de gente. El agradecería medio duro, y después saldría Marconi con el Vanguartrio, a terminar la noche, ya era el descontrol, y la gente sólo esperaba el final de toda la compañía para irse al carajo, a la "famosa" noche de Buenos Aires, lo que incluía algunos cabarets, (Karim, Karina, etc), con minas que para volteárselas tendrían que dejar unos 500 ó 600 dólares de la época, además del "randebut", en el café de Córdoba y Pellegrini, en la vereda el último champan, y las primeras luces, canturreando los tangos mal habidos, algunos en extranjer.
Nosotros como todavía no eran las dos de la mañana, salíamos para "Cambalache" en Libertad y Córdoba, y mientras el trio se preparaba yo, me dedicaba a relojear el ambiente. Verdaderamente no cuajaba en ese lugar, donde el mas joven pisaría los sesenta, y menos por el pilchaje pobre. El hombre de ahí: traje o "elegante sport", y las minas cuanto brillo y textura se podía conseguir en esa época, rasos, sedas, tafetas, y tulcitos, y mucho chall de lana con metales, las luces de las bolas espejadas que giraban y que multiplicaban todo. Pero la característica del lugar y que era lo más excitante (por lo menos para mí), eran los olores, los perfumes pesados, las colonias baratas, los spray de pelo que retenían esos batidos abultados, o esas pelucas de nylon setentosas, y hasta los talcos. Y el olor de los sudores que mezclado hacía estragos en competencia con las fragancias, haci´éndolas ácidas y superando el olor de la descomposición de la carne. Mas de la mitad de las minas del lugar, trabajaban por la copa, y el saludo era el "Que me vas a invitar", que nunca podía bajar de un wiskie o un reserva San Juan (eso sí, poderosamente bautizados). Después de dos o tres copas, el primer baile, y el chamuyo para encontarse afuera o no. Cuando ya estaba todo por terminar entonces llegaba ella: Tania, la dueña del boliche, vestida como para el Maipo, con una corte de mariquitas que la seguían a todos lados, contaba dos o tres historias, que sabíamos de memoria, para lograr una aceptación de su público tenían que ver con sus infidelidades a su ex (Discepolín), su otro chiste era mostrar la última operación en las tetas, ante un ohhh, de su corte, aplausos y fin.
Después a Bachin, ahí aparecería el gordo, más músicos, leer el primer diario del día y cuando Zita apareciera para llevarse de una oreja al marido, todos saldríamos saludándonos, yo por mi parte a la espera de un día nuevo que terminará con esas rutinas tangueras, a veces se cruzaba alguna mina pero uno no estaba preparado para meterla en un camino que no llegaba a ninguna parte.
No fue una historia que duro mucho, el 76 estaba llegando y algunos cambios ya se notaban.
Alejandro.
74, UN LUNES
DE NOVIEMBRE
(POR LA NOCHE)
Salí de cenar, lunes y había poca gente. Me fuí hasta Talcahuano y Charcas, (siempre me gustó decirle así, no me acostumbré al M.T. de Alvear), bajé al sótano oscuro y lleno de gente y humo, como todos los días, estaba el "polaco" terminando de cantar María, después le pedirían Sur y así. Caño 14, reventaba de gente. El agradecería medio duro, y después saldría Marconi con el Vanguartrio, a terminar la noche, ya era el descontrol, y la gente sólo esperaba el final de toda la compañía para irse al carajo, a la "famosa" noche de Buenos Aires, lo que incluía algunos cabarets, (Karim, Karina, etc), con minas que para volteárselas tendrían que dejar unos 500 ó 600 dólares de la época, además del "randebut", en el café de Córdoba y Pellegrini, en la vereda el último champan, y las primeras luces, canturreando los tangos mal habidos, algunos en extranjer.
Nosotros como todavía no eran las dos de la mañana, salíamos para "Cambalache" en Libertad y Córdoba, y mientras el trio se preparaba yo, me dedicaba a relojear el ambiente. Verdaderamente no cuajaba en ese lugar, donde el mas joven pisaría los sesenta, y menos por el pilchaje pobre. El hombre de ahí: traje o "elegante sport", y las minas cuanto brillo y textura se podía conseguir en esa época, rasos, sedas, tafetas, y tulcitos, y mucho chall de lana con metales, las luces de las bolas espejadas que giraban y que multiplicaban todo. Pero la característica del lugar y que era lo más excitante (por lo menos para mí), eran los olores, los perfumes pesados, las colonias baratas, los spray de pelo que retenían esos batidos abultados, o esas pelucas de nylon setentosas, y hasta los talcos. Y el olor de los sudores que mezclado hacía estragos en competencia con las fragancias, haci´éndolas ácidas y superando el olor de la descomposición de la carne. Mas de la mitad de las minas del lugar, trabajaban por la copa, y el saludo era el "Que me vas a invitar", que nunca podía bajar de un wiskie o un reserva San Juan (eso sí, poderosamente bautizados). Después de dos o tres copas, el primer baile, y el chamuyo para encontarse afuera o no. Cuando ya estaba todo por terminar entonces llegaba ella: Tania, la dueña del boliche, vestida como para el Maipo, con una corte de mariquitas que la seguían a todos lados, contaba dos o tres historias, que sabíamos de memoria, para lograr una aceptación de su público tenían que ver con sus infidelidades a su ex (Discepolín), su otro chiste era mostrar la última operación en las tetas, ante un ohhh, de su corte, aplausos y fin.
Después a Bachin, ahí aparecería el gordo, más músicos, leer el primer diario del día y cuando Zita apareciera para llevarse de una oreja al marido, todos saldríamos saludándonos, yo por mi parte a la espera de un día nuevo que terminará con esas rutinas tangueras, a veces se cruzaba alguna mina pero uno no estaba preparado para meterla en un camino que no llegaba a ninguna parte.
No fue una historia que duro mucho, el 76 estaba llegando y algunos cambios ya se notaban.
Alejandro.
8 Comentarios:
Que envidia me da que nacieras en el momento justo en que yo quería estar, y viste que eso definitivamente no se puede modificar...
Ni transmitir
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»
Al-Ja,
Muy buenos tus recuerdos de bohemia tanguera. ¿Esos lugares ya no existen ni un poco, no?
Qué personalidad tenían esas mujeres: "Qué me vas a invitar". ¿Esas mujeres existen aún? Me dan un poco de miedo, atentan contra la cultura del ahorro, que la tengo tan incorporada.
Saludos
Ese que describo aca, era un local digamos "finoli". pero por la calle san martin (que era el viejo bajo")enfrente del primer "barbaro" entre paraguay y tres sargentos existian los negocios de copas, piringundines, etc,(en algunos los precios, relaciones con las coperas, y otras sorpresas, figuraban en una chapa, puesta debajo del almohadon del cliente-victima, que le descubrian a la hora de pagar). en mi ciudad natal, igual que en otras ciudades portuarias, son todavía el primer paso del pescador despues de uno o dos meses de altamar, y antes de volver a la casa,y mas de uno deja la mitad o mas de lo que gano en el trabajo). pero en el ambiente del tango de esa epoca "cambalache" era un poco el resabio del bailongo con minas con "tarjeta de cartón"como decía gonzalez tuñon, alejandro
pero claro, en esa época el abanico de minas se dividía entre "las que son pa casarse" .. "las otras" porque no estaba bien visto ser un tanto liberal no?
algo leía el otro día sobre la modernidad y la prostitución en zonas portuarias
No te remonto al 30, solo me acordé que Berni no imaginó a Ramona, ella existió porque la crearon otros.
Uno de los tantos admiradores del puterío , y van..
Me parece que no entendiste,hay un ambiente que es el del tango con sus codigos y manejos archiconocidos, que tiene en esa "milonga" mucho que ver con lo que hoy en dia son las reuniones de "solos y solas", no es ambiente de parejas, y en el encontras alternadoras, coperas, bailarinas, todo un repertorio propio, con un plantel movil y uno de la casa que es como los grupies de los remates. nadie va buscar pareja, algunos la tienen, la mayoria no. Lo de los cabarets, de las zonas portuarias es otra cosa, mas parecido a lo que fue "el bajo", que termino aca a fin de los 7o, como tambien terminaron las cantinas de la boca. y con respecto a berni, quien me parece que es uno de los dos o tres artistas mas grandes que tenemos en la argentina, me quedo con la serie de "emma" de spilimbergo, sin la cual "ramona" quizas no hubiera existido,pero tengo dudas de la etica del ultimo berni. Los espacios no dan, pero esto era solamente contar, como era una parte de la sociedad de esos setenta tristes, con personajes y costumbres que ya no existen. alejandro
tanto te gusta berni?
hace poco conseguí "escritos y papeles privados"
que fotos geniales
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