Los pequeños placeres. Los momentos del descanso. Cuando dejo la pintura "grande", la que hago de dorapa como cuando se hace el amor joven contra los paredones y que también te rompe los riñones. Después con la radio al lado del balcón y con la lámpara hecha mierda comienzo con mis tablitas. Las que quiero mostrar ahora. Con las distintas series que cada vez se entremezclan mas. Al lado de esta mesita tengo el gran tablero de arquitectura, inutil desde hace años por la cantidad de tarros y bandejas llenas de tarritos, pomitos, carpetas, libros, herramientas que no se usar, y cajas de pasteles, repuestos, carbonillas etc. Cuando voy a las artísticas compro materiales que despues encuentro por casualidad debajo de las pilas de carpetas o en las bandejas, sin usar repetidos pero que estan ya tan sucios los envases que solo limpiandolo uno sabría el color y el material. Hice en los años 84 unas mascaras que cada tanto miro (la foto), y desconozco totalmente, ahora estoy con esa carita del narigón que A. me trajo de China, modificando los rastros, con pedacitos de papel higienico material que M. durante años pegaba obsesivamente sobre cuanto elemento encontraba y A. que recien había terminado de gatear, preguntaba inocentemente para después pintar en estilo hiper realista "¿este pan es de comer o de arte?" o reconvenía a la señora que limpiaba cuando dejaba los ceniceros terminados de su obra con "puchos"de papel mache, limpios hasta dejar la base de latón a la vista y vacios y la vocecita al mango le explicaba, mostrandole el artefacto reluciente :"es de arte, es de arte".
Me fuí al carajo como siempre.
alejandro