MURENA: AMERICA Y SU PECADO

Ultima Cara
De los poemas de Flavio Gómez

El vino, despreciado
por Baudelaire,
entrevisto por Omar Jayam,
tan peligroso a veces,
puede ser en sí,
igual a los humanos,
sensitivo y frágil
o clásico o colérico
o vulgar, refinado
o ponzoñoso,
y no es porque lo hagan
los humanos.

Nadie vio jamás
la abandonada
última cara
que el hombre tiene
en la soledad de su cueva,
si se exceptúa a
Dios, nadie la vio jamás.

Mi casa natal
desde el principio estuvo
en manos de la muerte,
la que a los 7 años
me enseñó todo
sobre todo
pedagogía misericordiosa y feroz,
me marcó las muecas
del reir y del llorar.

Sin embargo, aún me aterro
de pronto
al pensar que he de morir
entre estas gentes
en este país
al que fui traído.
Cada uno es el jardinero
que para huir de la muerte
se marchó a Isfaján,
donde justamente
la muerte lo esperaba.


"Murena un critico en soledad"
Américo Cristófalo, El enigma de América.

Odio o resentimiento de todos contra todos
despojo de todos por todos (...)Porque el espíritu
general es el espíritu que no quiso fundar una
comunidad, no quiso esa comunión reverencial
con la tierra y el cielo que asegura lo común
de la comunidad y que se concreta
en el nombre secreto.
(H.A.Murena, El nombre secreto, 1969)

..."Para Murena el relato histórico de América no está plenamente escrito. Es un modo de la historia que no encuentra todavía el fundamento de su lenguaje, que se desvía en un "estilo de profunda beatería y falsedad", en un "culto público" de los "héroes", en una enfermiza susceptibilidad patriótica que no está en condiciones de reestablecer el hilo de la historia. Ni de asumirse en relato nuevo. La enfermedad americana, la culpa de Ameéica, es tensión entre el abandono, la disolución de la continuidad del pasado, y el imperativo de su liquidación. Pero América es también la metáfora del nombre nuevo que regresa sobre el pasado. En ese retorno del nombre al nombre del pasado Murena cifra un efecto redentor que libera la culpa del pecado original. La obra del tiempo, el ángel benjaminiano de la historia -el Angelus Novus de Paul Klee que es también una figura del Talmud: el angel que viene a cantar lo nuevo a condición de destruirse- es para Murena una teología del perdón que no se detiene ante ninguna forma de exculpación e impunidad del crimen, que representa, al contrario, una inversión de la marcha naturalizada de la secuencia temporal. Un frágil mesianismo que no se concibe como finalidad del Bien absoluto sino como conciencia de la estructura formal de la historia. La ruptura con el padre es, en esa vía, un modo de liberarlo del pasado..."



Dice Murena en El pecado original de América"

..."Porque América es precisamente una nueva vuelta de tuerca sobre el drama humano. La tragedia del hombre arranca de su presunción de que es ajeno a la tierra, de que ha sido desterrado del recinto del espíritu. Y el drama de América no es más que el acentuamiento en un grado del universal, pues América es destierro del recinto de la historia, o sea nueva expulsión sobre expulsión..."