EL MASTODONTE ANIÑADO

“Como voy a filmar en Los Angeles, si no entiendo como hablan ni las putas ni los taxistas de allá”
Federico Fellini, 1920 -1933. Director y guionista italiano.

“Si la montaña no viene a ti, ve tu a la montaña, y si ves que la montaña viene a ti, rajá boludo que es un deslizamiento”
Johnny Allon, Cantante, showman y entrepreneur artístico - musical - popular. A las 19.30 del sábado 29 de septiembre de 2007 ”Johnny Allon presenta, Show”

- escucha Tonny (a Tonny Blundetto). Es como la fábula del toro y su hijo. Estando el toro y su hijo, el novillo, en lo alto de una colina, observaron una manada de vacas. El novillo le dijo a su padre: - “Papá, papá. ¿y si bajamos corriendo de esta colina y nos cogemos a una de esas vacas!?”
A lo que el Toro contestó:
-“No hijo, bajaremos despacio, caminando y nos las cogeremos a todas”
Anthony Soprano (The Sopranos). 2006.


Me quisieron sorprender con el dato, (Palm), pero no. Hace años que lo veo. Y hace años que lo escucho, porque Johnny es un viejo (¡!) del rock, desde “Los Tammys” en los sesenta, cuando hacía covers de Elvis en inglés, después en los 70 con “Caballo Vapor” jeringando con “La Balsa” o imitando a Sandro, en versión de rock-meloso. Verdaderamente me atrapa. Son esas cosas que no entiendo. Cuestión de piel dicen las minas en el boliche. Me atrapa su look, la suciedad visual de su show, los falsos fondos con croma mal hechos y mal recortados, el empaste, el pastiche, la falta de lógica, de ilación, de libreto, sólo comparable a algunos bodrios de ATC (bueh el 7 o el 15 de Multicanal), donde “Todo por dos pesos” dejó su marca: la falta de límites de los espacios, las distintas escenografías amontonadas pero que se muestran en los planos generales juntando livings diversos, mesas, sillas, escritorios, todo como un inmenso mercado de pulgas posmoderno. El parece un chico, un chico amoral, piola y tonto a la vez. Con toda la falta de inhibiciones de un pendejo, pero con los ritos sociales que trata de mostrar, gracias a alguna educación y a pesar de que los demás (todo el mundo que lo ve) se dan cuenta de una que es un grasa consumado, y que sepan sin necesidad de intuir mucho que después del frac del inicio se vestirá de mujer (una mujer del tipo de las que desfilaban en alguna murga de las que veíamos hace 50 años) o recibirá requiebros de un trolo. Después pondrá voz romántica y recitará poemas de amor… Hará play back sobre sus melodías sobre fondos proyectados (posiblemente lo más patético del programa, porque solo él se lo cree). Y cada cinco minutos invitará a los televidentes para que lo vean ese fin de semana en los distintos lugares donde actúa como presentador, disk-jockey, narrador, crooner, etc.

Por suerte para uno, por la TV también pasan otros mastodontes aniñados, como Tony Soprano, el master capo-mafia y con algunos diálogos que fueron geniales. Recordable, uno de los capítulos en que charla con su problemático hijo, al que la madre está pidiendo que se confirme como cristiano, (en mi época lo hacías a los cuatro o cinco años, después del bautismo y antes de la primera comunión). El pibe un nabo total, con terribles problemas de conducta, le contesta a la madre que gracias a lo que lee y sus estudios ha llegado a la conclusión de que Dios no existe. Llanto de la madre, americana pero neo-tana, religiosa –lo de tanos es como un chiste mas de la serie, comen italiano, adoran el único prosciutto que existe, que es el italiano, los vinos italianos, los licquores, los postres, los autos, la moda y desde ya a los mafiosos italianos (los mejores del mundo) pero no conocen ni fueron nunca a Italia. Carmela habla, cocina y vive como si nunca hubiera abandonado Nápoles. Ella es muy religiosa en su papel de señora de familia “italiana” bien constituida a pesar de estar casada con el jefe del clan (que por suerte no trae trabajo a casa -todavía-) y él para evitar la pena de Carmela, tiene la conversación con Jr. y a la pregunta sobre quién le metió esa idea en la cabeza, el nabo responde que lo leyó en un libro de Nietzche, un filósofo alemán, famoso, que también está muerto como Dios, pero que la explicación en sus libros hará que él no se confirme como católico. El viejo lo mira con la misma mirada con la que despachó a una docena de tipos (mano propia), sin movérsele un pelo, pero con los ojitos de un japonés que va a degollar a su adversario con un solo movimiento de katana pasando de la quietud a la acción en menos de una décima de segundo, pero se contiene y sin inmutarse le explica: "tu madre te manda a un colegio católico, por su creencia en Dios”, el guacho contesta: “Que sabrá ella de Dios“... Y el viejo sin ni siquiera darle el tajo final del samurai le responde “Tu madre sabe que aunque Dios haya muerto vos vas a besarle el culo” y se terminó el diálogo… y eso es filosofía pura (o lógica de la “famiglia”) y punto.

Por qué nosotros, todos los que leemos las mierdas que se editan y se reeditan en estos tiempos, épocas donde hasta te arman un libro de edición única para vos y te lo mandan a tu casa con el solo envío de un mail y el número de tarjeta de Visa (no es mi caso, ni manejo ni tengo celular y tampoco tarjetas de crédito) somos tipos que las sabemos todas, pero que me cuente alguno, la conversa con la vieja o peor con la nona ante el plato de fideos amasados a palote o de varenikes de papa -en el caso de que sea la bobe- hablando de Spinosa o de Heidegger. Y la vida es así y te pasa así, (por arriba), en los distintos estancos: Wittgenstein en el café de Puán y Migré o Tinelli “in the house”. Si, ya sé que sos un rana bárbaro y que sin ningún temor a lo que te indique el curabocho sabés moverte como pez en el agua en todos los lugares por donde transitás, sin que eso te produzca ninguna desestabilización emocional. Que cuando vas a la barra te mandás dos o tres tragos de martini dry, con un gin Bombay y como la sabés lunga le pedís al mozo que le pase la cáscara de limón seco por el borde, que el agua, sea una Cunnington (de las de afuera), que es la que más quinina tiene, ergo la más amarguita. Mirás la transparencia hacia la luz y lo llevas a los labios: entonces el cielo… lo escribo y se me engrosa la gualen y las papilas empiezan a salivar con perdón del sexo, porque ESO también es sexo… Y a la tercer copa hasta ves lindo al barman, te olvidás de que sos homofóbico y le guiñás el ojo y hasta casi le preguntás si siempre viene a servir a este boliche. Te acerca unas salchichitas, unas albondigas y ya casi te desesperás por arrancarle el número de teléfono aunque sabás que te va a abandonar al primer pedido de un séptimo regimiento con scotch del bueno o un wild turkey american de buen corn. O puede ser que te garque cuando aparezca una damisela implorando por un batido de mandarina y Champagne (claro la damisela está buenisima, aunque sea más boluda que la Jelineck). Y te vas contrayendo sólo en tu rincón como un bicho bolita o como la cucaracha - Samsa pero chupando la cascarita del limón y pensando en la confirmación del hijo de Tony y la muerte de Dios y que falta un día para que te alegre la vida Johnny y su show.

¿Y a Federico por qué catzo lo metiste acá me pregunto? Porque también era un chico mastodóntico, como Johnny o como Tony y hasta cuando usaba al “bello Marcello”, como su alter-ego, (todo un mascarón de proa) revistiendo sus locuras con esas actitudes lánguidas casi como un noble o haciendo que se encamara con las minas que a él le gustaban pero que le prohibía Gelsomina.

Tres grandotes inmaduros llevándose todo por delante, cada cual a su manera y contra tanto intelectual dando vueltas en sus estancos y vos que no entendés los discursos, igual que el tano no entiende a las putas o a los taxistas de niuyorker. Claro intelectualmente el finadito es un gran intelectual, un creador, Galdonfini es un gran actor y recita libretos ajenos (pero tan creíbles que debe haber mucho suyo) y nuestro grasa vernáculo que es sólo un busca, mal cantor, simpático, pero más para una fiesta de mamados del barrio que para la TV. Pero hay algo que los une como cuando en la primaria nos hacían buscar el común denominador, pero que en ellos es algo que salta a la vista, y es que son tres energúmemos con toda la cosa infantil del asombro por la vida aunque hayan pasado los setenta. Bueno hoy ya no tengo muchas opciones con la TV, hasta el Peti se fue a la mierda desde que se ayuntó con la Jazem, ahora ya empieza a ser un operador cultural anti Macri… Veremos que pasa por el lado de Gelblum, por ahí nos salvamos con el Chiche…
Ah… Johnny se llama Ignacio Elisavetsky.
Alejandro