LA VEILLÈE DES ABYSSES

(La víspera de los abismos)
(No se francés pero le da al post una sofisticación que no tiene el resto de lo escrito)

Se están terminando los tiempos de la joda (en viejas épocas nos los paranoicos decíamos “Se terminó la leche de la clemencia” (¿?) y era cuando no se veía ninguna luz al final del túnel. Después vino el chiste, se ve la luz pero es el tren que se nos viene...

Hablando de los paranoicos (por que como siempre por mi falta de ilación me voy en seguida al carajo) empecé a leer el último libro de Piglia y hasta le perdono el afaire Planeta, prefiero creer que lo empaquetaron en esta que es una época difícil para los intelectuales, el esperar a la gloria tirado en la catrera mateando con la yerba secada al sol y escuchando tangos en la fonola -ya derrapé de nuevo-. Como Piglia dice en la primera frase en este último libro “Prisión perpetua”: "Una vez mi padre me dio un consejo que no pude olvidar: '¡También los paranoicos tienen enemigos'" y dice por otras páginas "…y nunca se es suficientemente paranoico…" Me gustó este libro de cuentos cortos, sobre todo porque comienza con relatos de gente en una época que yo también vivía en el paisito y con lugares y algún personaje conocido.

Pero volviendo al tema central ¿lo hay? que es el tan meneado de la cultura (de la oficial o semi) y algunos de los problemas de base: ¿Qué se enseña en un circuito cultural?, ¿Qué es lo que vemos? y ¿Dónde?, ¿Cómo se selecciona lo más representativo de una época y quienes lo hacen?, ¿Cómo se muestra y se cuida un patrimonio?. Leía la propuesta de Los Iracundos, recolectar firmas para evitar el cierre del canal de la ciudad, con la pérdida para la cultura de programas muy buenos como el de María Moreno, etc., y yo creo -lo creí siempre- que el canal de la cultura (nacional y bueno también municipal) debe ser de aire, que lo vean todos los que quieran pero que no paguen para hacerlo y eso ya lo tenemos pero nos olvidamos de pelear por él y no recordamos que si deben juntar firmas debe ser para cambiar ese canal, -no cerrar al viejo ATC, cambiarlo- y que por primera vez cumpla con el cometido de creación, aún a más, a pérdida nuestra, aún sin ninguna publicidad comercial y sino que se lo den de vuelta al ruso Sofovich para que siga cortando la manzana. ¿Para qué nos sirve un canal estatal con programas bailanteros, repetidor de la TV venezolana o haciendo publicidad política menor del gobierno de turno.

No hubo tampoco en los últimos años un solo secretario de cultura que ordenara el despropósito y la superposición de las salas nacionales y municipales y ahora barriales. Solo arremolinadas en la Recoleta y con programaciones similares pero cada vez más pobres, mal montadas y con menos muestras de interés por el público a medida que avanza la malaria por la falta de guita. Por un lado, cerrado y sin fecha de reapertura el museo de Arte Moderno, semi-cerrada la sucursal del mismo en el Centro General San Martín, incómoda y demasiado provisoria por elefantiásica la sala en el edificio de Correos que además debe ser preparada para el segundo centenario (una sala más que será desatendida, ¿para qué?. Se sabe que se quejan por los débiles apoyos pero presentan flojas muestras y de regular curaduría en el Borges, pero pertenece al ámbito privado (que se jodan, ¿no querían empresas culturales privadas? No se comprometió en la época de Memem su amigo Mario Falak a crear un entorno cultural para evadir impositivamente). Pero es que toda la capital está llena de centros culturales que o no ofrecen nada o los usan para dar clases de tango, salsa o murga, o hacen muestras de cuadros de señoras gordas que transitan talleres de artistas conocidos o “artistas” de fin de semana o aprendices de brujo sin autocrítica que sólo podrían mostrar a la familia (suya), pese a la falta de presupuesto declamado se puede leer una dudosa programación en los boletines municipales, subvencionándolos. Otros lugares como el Palé de Glace, a mitad de camino entre el Centro Recoleta y el Museo de Bellas Artes sigue alquilando su espacio a privados para muestras telúricas tipo “Homenaje a Molina Campos” (ojo que amo su pintura) pero con quioscos de empanadas, gauchos y chinas bailando el Pericón, o muestras de degustación gourmet o de vinos, o para cumplir haciendo solo el devaluado salón Nacional. Todo frustrante y sin nadie que quede conforme. Todos tratando de conseguir la mágica partida que transforme al hecho artístico en burocrático empleo y transformando a los “artistas” en ganapanes del estado. Sumado a eso la mala crítica, pobre conceptualmente y vendida al mejor postor. El fondo Nacional de las Artes, ente del que hace tiempo que nada se sabe, sólo que sigue funcionando como caja de crédito común y silvestre, exhibiendo cada tanto alguna muestra por compromiso. A mi no me interesa el Malba y que se joda Constantini con sus deudas, él conocía muy bién al Estado y su desinterés por la cultura cuando se metió en el negocio. Y como el Borges trata de salvar las deudas de su emprendimiento con el alquiler de espacios para quien lo pague. No estamos ante los problemas del Guggenheim de Bilbao donde el arquitecto Gehry creó una obra única en una zona industrial muerta a pedido del estado y paga por el estado y ahora se queja al gobierno local porque la importancia que tomó la zona hace que por la construcción nueva debido al turismo “se le haya dulcificado el entorno”, pero estos son los problemas de las sociedades de la abundancia. No estoy pidiendo una cultura subsidiada por el estado, solo pido un estado que acompañe y que saque las vallas para por ejemplo traer muestras de afuera o para que algún artista argentino saque sus obras para mostrarlas sin que deba hipotecar su futuro ni hacer trámites engorrosos -que no comprende- en Cancillería u otros organismos y a merced de intermediarios. O que un músico popular emergente no deba embargar su futura producción con compromisos políticos, regalando las ganacias de su trabajo de grabación a funcionarios como Albistur o Telerman. Que el estado apoye al teatro independiente, etc., etc...

Pero no, ya la tenemos a "Kristina I" pretendiendo comprar obras de colecciones privadas que están en EE.UU., hechas por artistas argentinos y por un valor de 4 millones y medio de dólares, según dice para que retorne el "patrimonio", obras que utilizará en la redecoración que proyecta para su reinado en la Casa Rosada. Son cuadros de disimil valor y de los que los propietarios (coleccionistas americanos) se quieren desprender y mandarán a remates públicos. Pero entre las peores ideas de la reina, asesorada por “Mongo”, quiere que el estado argentino se haga cargo del horrible “mural” de Siqueiros (promesa que le hizo a los meshicas en su viaje) y mural que dispuso colocar en el museo de la Casa Rosada -creo que sólo imagina que es un cuadro grande- sin tener seguro la mínima idea de la forma ni de la disposición conque se debe armar el adefesio que como un cadáver mutilado se encuentra en el contenedor al lado del río, deteriorado por el paso del tiempo, el mal embalaje, la mano de la difunta Alsogaray que lo agredió con ácidos y cloro y algún otro pariente de la familia que trató de calearlo. Además de su colocación, se traerían restauradores mejicanos para ponerlo en condiciones, el trabajo aproximado más la compra obligada a los del fallecido propietario, rondaría según la risible propuesta de nuestro estado en los 2 millones de dólares (¿?) pero esta es sólo la cantidad que pretenden los restauradores. Y bueno esperamos que se diga algo en las revistas de “crítica artística” de fin de semana. O en las secciones de arte de los diarios. Pero el problema es que los que escriben saben que a muy pocos les interesa su producto, a eso se debe también que exista algún grupo que quiera representar la historia del adefesio como si este fuera la cúpula del vaticano de Miguel Angel.

Siguiendo con mi falta de ilación (ahora que me enganché con los escribas) en una crítica de Ambito de hace dos días, en una nota no firmada, el autor sitúa a J. Dorio como un referente cultural, dice que en una charla crítica que hacía en el programa de Gran Hermano, para demostrar que sigue siendo un partícipe de nuestra Literatura (con mayúscula), injertó en su discurso… "como dijo un amigo mío: 'Deseoso es el que escapa de su madre…'" (esta frase es parte de un poema del cubano Lezama Lima, con quién he emplomado bastantes veces y hasta de quien he usado una frase para titular mi blog), el desconocido escriba del diario termina ahí su comentario atribuyendo el dicho solo a un amigo del intelectual Dorio... No sé si es un chiste de este chico Dorio decir "mi amigo". Lezama murió en Cuba a mediados de los setenta. Sé que este chico D. fue ayudante o algo así de Telerman en Cuba (a principios de los 90, quizás ya estarían a finales de de los ochenta) cuando éste era secretario de César Gaviria, y las fechas no dan, tampoco lo veo al grandote asmático como amigo de un jovencísimo Dorio, a no ser que lo contratara como taxi boy, aunque en la isla le sobraban, sin pagarlos. Pero lo importante es el desconocimiento del “periodista cultural” aun cuando del tema se hable en Gran Hermano. Claro nos tuvieron años con el latiguillo de “todo es cultura” …una mierda todo es... Así terminamos. Y como dice Alain Finkielkraut en sus manifiestos contra la “Cultura zombie” indignémonos contra una sociedad a la que le da igual un comic que una novela de Nabokov, un slogan publicitario que un poema de Rene Char. Es claro que afuera no nos van a la saga con la estupidez y las modas del conformismo posmoderno. Ahora mismo en Inglaterra en las apuestas pagas, las que se hacen por el premio Nobel de literatura, figuraba primero Claudio Magris y tercero o cuarto Bob Dylan y hasta en el décimo puesto Umberto Eco, pobres…

Otra, la revista ArtReview, una de las mas importantes e influyentes del mundo, elabora como todos los años la lista (100) de los personajes más influyentes en el mundo del arte contemporáneo, está encabezada por el multimillonario francés Francois Pinault, dueño de la rematadora Christie´s, después viene un galerista, dos conservadores (que conservan obra, no que políticamente están en el centro), un coleccionista y recién en quinto lugar un artista, Damián Hirst, a quien se le están pudriendo ya varias obras por problemas en la realización (el tiburón y los terneros en formol), siguen más coleccionistas, galerístas, etc., hasta el puesto trece donde aparece Jeff Koons, esa especie de pop-kitsch, casado alguna vez con la porno Chicholina. Es como si el arte pasara por los canales secundarios, rematadores, galeristas, algún crítico, en estos últimos tiempos un poco menos los teóricos o los filósofos, y finalmente por algunos artistas (¿no eran estos los hacedores?). Por estos pagos ese patetismo barato que refleja la realidad pero deformada como en los espejos de los parques de diversiones, por eso es que leemos en el “ñ” de hoy sobre las ferias internacionales a uno de nuestros principales operadores culturales (¿?): M. Herlitzka, sólo participa en ellas porque hay mucho ligue, mujeres, bah para todos los gustos… Y bueh... -como diría Dorio- como dijo un amigo: "El problema con que últimamente nos hemos tropezado es diferente y más grave: las obras existen, pero tras haberse borrado la frontera entre la cultura y la diversión, ya no hay lugar para acogerlas y para conferirles sentido. Por consiguiente, flotan absurdamente en un espacio sin coordenadas ni referencias. Cuando el odio por la cultura pasa a ser a su vez cultural, la vida guiada por el intelecto pierde toda significación” -si un libro amigo- al autor no lo conozco ni en fotos, es Alain Finkielkaut, y el libro amigo se llama “La derrota del Pensamiento”

Dejemos por hoy que ya empieza Johnny Allons…

Alejandro