28 enero 2010

Pintar sin pintura
VICENTE VERDÚ
Un uso corriente que llama mucho la atención es el hecho de que las galerías de arte no cobren un céntimo por entrar en ellas y recrearse ante los cuadros. Pero también es llamativo que apenas se vea a alguna persona visitando una galería en Barcelona o Madrid y ésta debe de ser la razón de que sea completamente gratis. Si no pagando nada están desiertas, ¿cómo iban a esperar que se llenaran requiriendo un estipendio?
Es llamativo que apenas se vea a alguna persona visitando una galería en Barcelona o Madrid
Pero otra importante razón de fondo para explicar la ausencia de público es tanto la arbitrariedad del valor que rige en el mercado del arte como los precios desaforados y ridículamente altos que se piden por un cuadro. Un doble asunto de hace varias décadas pero que sigue en pie como si no bastaran los espectaculares fraudes a lo Damien Hirst o las grotescas especulaciones en galerías, exposiciones y subastas.
El público no especulativo ni conspirativo, el mundo ajeno a la complicidad de críticos, galeristas y curators da justificadamente la espalda a este mercado que crece tanto en la mendacidad como en la banalidad y el desconcierto.
Hay críticas de especialistas que debieran orientar el gusto y fijar la importancia de un pintor pero si hay algo inextricable en todos los géneros posibles de escritura es (con excepciones) esta clase de textos donde raramente se adivina si el juicio es positivo o negativo porque viene a ser contemplativo. Faltos de instrucción, huérfanos de críticos inteligibles y náufragos en un mercado sustantivamente intrigante y especulador, el cliente potencial pierde interés por ir de galerías.
Un ejemplo que puede constatarse estos días en una céntrica calle de Madrid es la astronómica diferencia de precios entre las muestras de dos galerías vecinas y sin que medie nada demasiado cabal que lo justifique.
En la galería Orfila (fuera del prestigioso grupo galerista del Consorcio) expone un pintor, Martín Viveros, sin fama pero no sin talento, cuyas obras de "expresionismo abstracto" tienen fijados unos precios entre los 400 y los 1.200 euros. Diez metros más abajo, sin embargo, en la Marlborough los cuadros de David Rodríguez Caballero, cuya máxima característica consiste en pegar tiritas de vinilo sobre superficies de fieltro o papel vegetal, cuestan más de 12.000 euros. ¿Por qué? La pregunta, se dirá, es impertinente refiriéndose al arte. Pero la estupidez también.
Una galerista de estilo, perteneciente al Consorcio, confesaba que no expondría ninguna obra que supusiera un retroceso en su trayectoria vanguardista. Y el vanguardismo, una vez experimentadas todas las opciones provocadoras, viene a recaer hoy, especialmente, sobre la originalidad de los materiales que se utilicen. De ahí que se llegara a emplear excremento de elefante (Chris Ofili) como una elección todavía inédita en 1999 y que logró, junto a otras sensations de los jóvenes artistas británicos, la cola más larga de turistas en la historia del Brooklyn Museum.
El secreto se encuentra en "la propuesta" nueva, y la nueva propuesta lo será en estrecha relación con la novedad de los materiales. ¿La mano del artista? El artista de gran éxito hace tiempo que no mueve un dedo. Basta con constatar los resultados de los premios de pintura: los galardones recaen sobre obras que son una conjunción de soportes no convencionales, máquinas digitales y pueriles sortilegios tales como "pintar sin pintura" (Rodríguez Caballero).
¿La deshumanización del arte? Esto fue el tema de hace un siglo. De lo que se trata ahora es de la sublime institucionalización del camelo. Tampoco esto es de ayer ni siquiera de anteayer pero, a estas alturas, no debiera continuar ni mañana por la mañana. ¿Galerías vacías? La presente calamidad de la crisis compite con el insufrible nivel de la impostura.
Diario EL PAIS
28-01-10.

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27 enero 2010

carnaval paceño
“Que se mueran los k’aimas (aburridos) y que viva el Carnaval chukuta (paceño)”, pronunciada por el presidente de la Asociación de Comparsas del Carnaval"
Diario La Razón Bolivia. 27-1-10

22 enero 2010

Serie de los bolitas, "El final de los viejos dioses, o en auxilio del santo sincretismo".

VICENTE VERDÚ
Melancolía del fin

Que los jóvenes no lean apenas escandaliza, pero ¿por qué tampoco les interesa la pintura?
En la frondosa y larga cola que formaba la gente para ver la actual exposición Impresionismo en la fundación Mapfre de Madrid no había a la espera una sola persona menor de 30 años. Los jóvenes pasaban y no entraban, miraban y pasaban.
La pintura del siglo XIX, como la música "clásica", como los más importantes libros y películas que seguíamos con arrobo, componen ya un grande y pesado fardo de otros siglos que los adolescentes y los jóvenes adultos han tirado por la borda sin lamentar su fin. ¿Han quedado por tanto depauperados sin saberlo, despojados de la cultura y de su riquísimo botín?
La respuesta más común consiste en juzgar su despecho tremendo como pura ignorancia y en estimar su desasimiento de esas grandes obras como una equivocada manera de sortear todo lo bueno y lo sabroso para alimentarse de comida basura.
Sin embargo, ¿cómo no tener en cuenta que la cultura es la cultura de cada época, cambia con ella, y de ningún modo existe modelo absoluto que traspase los siglos por mucho que se admire la Ilustración?
¿Pinturas enmarcadas? ¿Sinfonías solemnes? ¿Lecturas parsimoniosas? El tiempo que ahora discurre es incompatible con la majestad, la jerarquía y la lentitud. Es incompatible con la reflexión, la concentración y la linealidad para ser, por el contrario, veloz emocional, complejo e interactivo.
De este modo, cualquier profesor de universidad o de escuela que, impulsado por su entusiasmo, pretenda comunicar el disfrute de esa cosmología chocará con mentalidades extrañas, radicalmente apartadas de ese universo cultural.
Al contrario de lo que suele pregonarse, el esfuerzo para que los chicos lean a Cervantes o a Manolo Longares, aprecien los conciertos de Brahms o celebren la pintura de Manet y Ráfols-Casamada es una marcha atrás, con lo que en lugar de hacerles avanzar los convertirá en "retrasados".
A la escuela se le escapó de las manos la enseñanza de la fotografía, del cine, de la televisión, de la publicidad o de la música pop por considerarlos fenómenos de baja calidad, totalmente indignos de llamarse cultos.
Ahora está ocurriendo algo parecido. Las lágrimas derramadas porque los chicos no cojan un libro o no sepan valorar a Gerhard Richter impedirán ver la cultura que bulle en la red y donde, desde el net-art a las nuevas fórmulas narrativas, desde el rap o los grafiti, constituyen un sistema en el que la instrucción y el pensamiento crítico tienen mucho que hacer.
Definitivamente, el mundo no regresará a la despaciosa lectura bajo la luz de gas, ni a los conciertos de cámara, ni a El castillo, de Kafka. La cultura es lo que es y no son ellos, los adolescentes y jóvenes adultos, quienes se están ahorcando en su posible ignorancia, sino los adultos quienes, rezagados, vagan como zombis entre la melancolía de la desaparición.
Hace sonreír que a los líderes políticos se les ocurra como medio de actualizar la enseñanza, cambiar un curso de nombre y erigirse por ello en reformadores de la educación. Hace llorar que todos nosotros, ilustrados en la divinidad del libro y sus correspondientes arcángeles, nos obstinemos en que todo el futuro deba parecerse, en cuerpo y alma, a nuestra aún amada descomposición.

Diario El país
21-01-2010.

15 enero 2010

Fin de año en Colonia - Uruguay -
Desde que yegué a Bs As en los 90, juraba y rejuraba que al proximo mes iría a Colonia y en un proximo viaje a la isla de Martín Garcia. Si ya se nunca espectativas de París o Niuyork
Esta vez sí, después de 20 años, si y ademas en fecha de mierda, fin del año de mierda de accidentes muertes etc. Conocí el sitio y como siempre me dije: -aqui quiero vivir- o morir que es casi lo contrario... pero igual.
Me sentí volver al pasado con ese injerto entre Balcarce y Villa Gesell, donde los uruguayos, muchos argentos pero sobre todo los brasucas como la marabunta llenaban todos los espacios. Caminar rengeando por pocas calles donde estaba todo era un dejavú.
¡Todo lo que hay alli!.. y a mano : buenísima comida, buenos Tannats uruguayos y un buen blanco (oscuro) para carnes (en jarra como debe ser).
Pero a la hora de la reflexión con el "Juancito" versión groncha, (mucho mas barato que en nuestra orilla).Como decía el cieguito, mientras olisqueaba como un rope el rio dulce y apretaba con los puños el bastón: los de enfrente son amables, cultos de tradición pero con otra cadencia, (la que uno quiere a esta altura), con personajes que daban para que al volver al yerta tratara de trabajar en una nueva serie "La serie de colonia".Personajes. El mas desopilante Öskar el tachero, insoportable, mitomano, pesado hasta el hartazgo, con una bipolaridad que lo hacia pasar en segundos del servilismo a un - agracedeme el conocerme, por que yo soy un tapado que solo hago esto por que ...pero tengo propiedades...abandoné tal cosa... todo eso mientras nos llevaba a ver las "joyas" del lugar, la plaza de toros, la iglesía del san Benito negro -solo cabeza- etc. (el etc son tres items mas)...Baje del taxi con un ataque de gota producida por el stress, que solo pude pasar con una rosita de 75 mg y otro "Juancito" bien lleno, bajo arboles muy verdes y cielo muy azul...
Prometo ir muy pronto para empezar en algún momento mi desembarco...
alejandro

Arte Poética

Mirar el río hecho de tiempo y agua
y recordar que el tiempo es otro río,
saber que nos perdemos como el río
y que los rostros pasan como el agua.

Sentir que la vigilia es otro sueño
que sueña no soñar y que la muerte
que teme nuestra muerte es esa muerte
de cada noche, que se llama sueño.

Ver en el día o en el año un símbolo
de los días del hombre y de sus años,
convertir el ultraje de los años
en una música, un rumbo y un símbolo,

ver en la muerte el sueño, en el ocaso
un triste oro, tal es la poesía
que es inmortal y pobre. La poesía
vuelve como la aurora y el ocaso.

A veces en la tarde una cara
nos mira desde el fondo de un espejo,
el arte debe ser como ese espejo
que nos revela nuestra propia cara.

Cuentan que Ulises, harto de prodigios,
lloró de amor al divisar su Ítaca
verde y humilde. El arte es esa Ítaca
de verde eternidad, no de prodigios.

También es como el río interminable
que pasa y queda y es cristal de un mismo
Heráclito inconstante, que es el mismo
y es otro, como el río interminable.
JLB.

09 enero 2010


Pichingallo 1
Técnica mixta sobre tela
50 x 50 cm.
1997


Miguel Melcon


Algunos apuntes sobre la obra de Miguel Melcon

Durante el proceso creativo de Miguel Melcon una fuerte actitud reflexiva sobrevuela cada elemento plástico que utiliza en sus pinturas. Actitud casi paradójica, muy unida a una contundente gestualidad. Un planteo conceptual donde razón y emoción dialogan en un perturbador contrapunto que borra la frontera entre dibujo y pintura. Lo sutil por momentos y el desborde del trazo, en otros momentos, construyen sus signos. Signos que, levitando en las múltiples transparencias de sus reconocibles tonos blancos, actúan como gritos en el silencio. Melcon es, sin duda, un espíritu silencioso creador de espacios casi minimalistas que condensan infinidad de estratos expresivos: reflejos perfectos de su percepción, de su psicología, de sus sentimientos.

Juan Doffo
Diciembre 2009

http://www.mostorojasarte.com/_n/galeria/2010melcon
/2010melcon_esp.html.
(para ver la muestra virtual)

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03 enero 2010

Mas felicidades.
alejandro