31 octubre 2006


TESTIMONIAL, CON SOPOR, SILVER, LOS SOPRANO,
LOS GORDOS DE LA CGT Y K QUE LA MIRA POR TV

El escenario de siempre, comedor diario, la mesa desarreglada, algún plato, botellas semivacías, los “cadáveres” de los diarios del domingo, abiertos, marcados, sucios con alguna mancha de filetto, otras de café y otras a las que habría que hacerles el ADN para saber la procedencia, pastelera (?), ricotta (?) , la radio de escuchar a Boca, con el televisor callado, aún con las puteadas por la falta de coordinación. Esperando los resultados de Misiones, y haciendo zapping, hasta que llegaran los Soprano para salvarme el día.
De los suplementos, solo una nota sobre Arturo Carrera en La Nación, aburrido Radar, cada vez peor Perfil, (que por suerte en este número no traía el bono contribución para que los lectores lo banquemos), el único premio era en la bolsa de los diarios, (gentileza de los días de lluvia), se coló la revista de mi odiado Clarín, que traía en la tapa una bolsita de comida para perros. Se la daría al gato, y si se quejaba le echaría la culpa al multimedios que este mes me había cagado con la banda ancha y con la programación de Multicanal.
Todo estaba en orden, Silver todavía no chiflaba, pero era por la hora o por el frío. Entre dormido y despierto, (tengo la ventaja de dormirme sentado) pasaban las imágenes de Piña, de Rovira, y las piñas. Las mesas escrutadas y los punteros escrachados. Cada tanto el triunfo de Lula, millones de brasileros ya sabían su gólgota, nosotros en bolas como los indios, preguntándonos si no era que los indios eran ellos.
A una cuadra se escuchaban los cohetes y bombas de estruendo de los bolivianos, (o serían peruanos?) de la zona, festejando a no sé que virgen, en la plaza de los dos congresos, no importa... ya los cagaremos mañana cuando vayan a las tejedurías. Reportajes que pasaban en TN, en Crónica, y entre cabeceo y cabeceo a Moyano, a Viviani, a Luis Barrionuevo, cabeceé profundo y me desperté en la reunión de los Soprano, con peleas por zonas, comisiones, mejicaneadas, meadas por los rincones para que supieran quien era el macho alfa...
Luisito y Viviani seguían pontificando de cómo ponerle el pecho al gobierno, vestidos y peinados tan increíblemente como los mafiosos ítalo-americanos, pero más ostentosos, más enjoyados, menos metafóricos. Era la una y Crónica daba los cómputos de Misiones. Más reportajes al emerito Piña, que con su voz-sonsonete, aburrida de predicador dominguero, seguía predicando que él no era político. Nunca van a saber emocionar como nuestros hermanos evangelistas, dar el tono justo, la emoción, la lágrima.
Volví al taller mire la tela marcada y me fuí a acostar, afuera Silver chiflaba el “himno de la alegría” y adentro la gata vomitaba por los rincones la comida trucha de Clarín. Ya no hacía frío.
Alejandro

29 octubre 2006


SEMANA BRAVA CON DIVAGUES SOCIALES

Fue una semana difícil, empezó con la muerte de la madre del turco. Todavía no lo saludé, contra más viejo me pongo me resulta mas difícil relacionarme con la muerte. No la conocía físicamente, hubiera sido peor. Después y casi pegado, me entero de la de Nicolás Rosa, leí bastantes cosas del viejo, y lo había conocido en los setenta en Rosario, cuando con Cacho Méndez, Renzi, la Bramuglio, Gandolfo y otros, habíamos estado visitando a Juanele. Tres o cuatro dias antes revisaba en un libro suyo opiniones sobre el grupo Sur y Murena, mi actual "desvelo". Todo esto mezclado con mis cosas, una nueva serie, el año que se termina, las muestras que sigo postergando para mejor momento, algún coleccionista que aparece, casi una rutina de los últimos años.
Los diarios sin novedades importantes, lo de López, que ya es solo una muletilla más en los discursos de K, la amenaza de la crisis energética. Y los últimos chisporroteos de los fuegos de San Vicente, esa "Ezeiza berreta" como le gusta decir al turco.
Y anoche cansado, con la botella casí vacía, haciendo zapping, me enganché de nuevo con "Los soñadores", ese último Bertolucci, pretencioso y decadente, donde como creador trata de salvar sus ropas, de la participación suya en los "dorados 60". Pero todo es tan estético como aséptico. Hasta la basura es colocada de tal manera que parezca parte de una obra conceptual, pero que no interrumpa la visión de las tomas de edificios, palacetes, ministerios, magnificamente iluminados como fondo de una ópera clásica. Las masas de estudiantes, vestidos con todos los tics de la época y cantando sus consignas, mas ordenadas y armónicas que el mismo coro Kennedy.
Historia insulsa de un creador que alguna vez nos sorprendió con "El conformista", pero no con el "Ultimo tango", pelicula pesada, agobiante, salvada por las interpretaciones. En esta nos deja cual león herbívoro (como diría el general), abjurando después de años de "nueva ola", de partido comunista francés, de cierta pose freudiana y de algunas teorías sobre el amor libre, que solo fueron arrestos juveniles otra obrita olvidable, como despedida, ni el tiro del final.. . Pero además de ocultar sus principios, las "trampas" de la memoria mostrando a los estudiantes (sus compañeros de entonces) bajo las banderas del PC francés, cuando recordamos que banderas y consignas eran maoistas y sobre todo anti Stalin. La frase grandilocuente y lapidaria respondiendo a la imagen de la "plaza china con miles de estudiantes de la revolución cultural, con un libro en la mano", de que "serán miles. pero que todos llevan el mismo libro" y hasta el final así, hasta el sexo, incestuoso o de mirón viejo, que sólo mira no la escena sino a quien espía. En la pelicula, todo resulta como las regurgitaciones del protagonista americano, perfectas además de ser del mejor vino frances de la cave y elegido para cada ocasión, por que no habra comida pero ellos siguen siendo concientes a su clase.
El final tambien patético, con la carga de la policía contra los estudiantes -ralentada como en un Matrix viejo-, mientras los estudiantes se reparten botellas de cocteles molotow, todas iguales, con trapos tan limpios y bien cortados que llaman al asombro. El único tono de época lo da la voz rea de la Piaf, vibrada y nada sutil. Bueno... en medio muchas cosas más, pero este no es un análisis de la película, sobre todo de parte mía, es apenas un análisis de la traición de los sueños y la modificación de los mismos para poder vivir (o morir) tranquilo y coherente...
Me quedé en la mesa, pensando en analogías, volví a TN, y todavía seguían pasando las peleas de San Vicente, el tirador (el filmado), y yo pensando que entre los cuerpos dorados, bellos, impúdicos pero velados de los soñadores de los sesenta, y los grasosos, negros y poco armónicos de nuestros hermanos camioneros o albañiles con sus busardas al aire se había producido una involución, una especie de Darwin al revés.
Empecé a divagar pensando qué director en el futuro podría mejorar estas vistas, filmar la marcha hacia el santuario, haciendo más esmeralda y cuidado el pasto de la quinta agujereado por las piedras, palos y fierros. Cómo vestiría a las hordas con overoles impecables formando ejércitos perfectos como los de las películas de Kurosawa, pero con estandartes de la JP, o de los jóvenes K. Quizás un viejisimo Favio, que con subsidio de un viejísimo K, y con un photoshop gigante, limpie las imagenes, como ya hizo con su historia de Peron, y transforme todas estos noticieros en una especie de cuadro de Andy Wharholl sin ninguna pincelada, solo con valoraciones de color.
Me dormí en la silla, me despertó después el chillido de "Silver", el murciélago-mascota que vive en el patio... volví a dormirme, pero en el sueño, escuchaba la voz aflautada de nuestro gurú, Sebrelli que
como los otros jovenes dorados, junto a Correa y Massotta pregonaba su coctel sartriano, zurdo un poco lacaniano de los '6o al grito de "éramos jovencísimos, éramos bellísimos, éramos putísimos", ya no me desperté...
Alejandro

27 octubre 2006


MURENA, UNA PUNTADA AL TAJO

Pupila del tiempo

Una manzana
no es
redonda
una manzana
no es
perfecta
susurros
de polvo
arco iris
agua
una manzana
es
una manzana
Corazón
durante años
abandonado
retornando
por las pupilas
que el tiempo
abrió!


De "El aguila que desaparece" (1975)


III Potencialidades

..."¿Qué queremos entonces decir con la palabra fe? La fe es lo que ha visto que este trozo de creación existe, que late, que alienta en él una esperanza, y que desea por sobre todo prolongar esa existencia. La fe es el recuerdo de un instante en que todas las potencias del ser alcanzaron un acuerdo entre sí, y, gracias a ese acuerdo, entendieron el inefable sentido de la creación, mas allá de todo dolor, toda imperfección y toda muerte, entendieron que era buena, y, sintiéndose fundidas con ella, desearon con intensidad prolongarla, la afirmaron eternamente. La fe es el recuerdo y el anhelo que la vida tiene de eternidad. No es sentimiento ni pensamiento ni voluntad, sino espíritu vivo, o sea esfuerzo por constituir, mantener y renovar ese concierto de las potencias del ser que significa deseo de prolongar lo creado..."

De "El pecado original de América", H.A. Murena, Editorial Sudamericana, 1965.


Opinión con homenaje

..."Sur, prefirió -estaba obligada por sus presupuestos ideológicos- el diletantismo. Las sutilezas de Daniel Devoto, la voluntaria esquisitez de José Bianco, la erudición de Battistesa, la no desdeñable filología de María Rosa Lida, las precisiones de Enrique Pezzoni, sólo son un registro muy pequeño en cantidad y calidad que no pueden borrar ese sistema de escritura de la banalidad que impera en las páginas de la revista y cuyo paradigma extremo podrían ser la estupidez de Alicia Jurado, cuya incoherente y elemental pobreza de juicio pretende hacerse pasar por la "sencilla sabiduría", o el divertimento de los devaneos intelectuales de Murena que imitan -traduciendo a un lenguaje segundo, payadorescamente- la "libertad" del ensayo inglés"...

De "La Letra Argentina" (Crítica 1970-2002), Nicólas Rosa, La crítica como traducción.
Nicolás Rosa, falleció el 25-10-06



Una relectura

"La obra de Héctor A. Murena merece ser captada en su complejidad en contraste con el aislamiento que la caracterizó. Se puede conjeturar que ese aislamiento fue un efecto de la falta de condiciones políticas y culturales que permitieran incorporar o asimilar un pensamiento que se diferenciaba tan netamente del conjunto, en un tiempo en que la crítica se orientaba en la Argentina según estructuras y tradiciones bien definidas.
Murena no se adaptó a los discursos hegemónicos de su tiempo, se concentró en cambio en la dimensión siempre diferenciadora del estilo.
El hecho de que exista hoy alguna posibilidad de releerlo y de aproximarse a sus afirmaciones, puede atribuirse tal vez, a los aciertos casi proféticos de la caída de creencias y convicciones ideológico-filosóficas. Sin embargo la irreductibilidad de su escritura sigue siendo un obstáculo fuerte, que hace que su relectura sea bastante acotada. En ese sentido, podría decirse que la generación de "Contorno" tuvo un oido muy afinado -aunque disintiera- para escuchar la diferencia y captar los matices..."

De "Murena un crítico en soledad", Américo Cristófalo en Historia Crítica de la Literatura Argentina, La Irrupción de la Crítica, Emece Editores, 1999.

17 octubre 2006

















CENTELLA, CRUCES, ANUNCIACIONES, DEJAVUCES,
¿SIX DEGREES OF SEPARATION CON ONDA LUNFA?

Eran los primeros meses del '74 , mucho calor, poca gente en baires, la cosa estaba pesada, la vida un tanto disipada, y yo con ganas de organizarme. Buscaba un taller, (un "yerta", como dicen en el rioba), donde pudiera pintar y con un catre, usarlo de bulo. Estaba cansado de tanto yirar por hotelitos de mala muerte, quería pintar (si me salía), dibujar tamaños mas grandes que los papelitos de block de los que vivía y quedarme alguna noche a descansar de la rutina de tanguerías, boliches, etc. Hablaba con todo el mundo que andaba en lo mismo que yo, con los artesanos de la plaza, buscando un lugar para estar solo o compartir.
En la feria había aparecido M, una piba muy linda, joven, jiposa. Era lo que algunos llaman belleza bestia, una cara donde predominaban las cejas muy pobladas y una nariz recta, que le daban un aspecto de escultura griega, razgos reforzados por los brazos velludos y muñequeras de cuero. Todo un personaje de gran ambiguedad, pero con quien hicimos una buena amistad.
Era muy buena dibujante, sobre todo de gran polenta. Trabajaba en el taller de Hilda Isas, a la vez discípula de Urruchúa, sus desnudos tenían toda la fuerza del realismo expresionista (tan PC), que el viejo Demetrio le transmitía a sus alumnos, y que hacía que los bocetos parecieran hechos por muralistas mejicanos.
Todos los sábados llegaba a la plaza acompañada por el padre que cargaba los cuadros y las maderas con que armaba su chiringuito, el viejo la pasaba a buscar a las 6 para retirar todo y alejar a los "lobos", que rondaban a la nena. Alguna vez la acompañaba la madre, una española, republicana, buena fotógrafa que tenía su puesto en la plaza Dorrego.
M me dió dos direcciones de posibles talleres, una: Los patios de San Telmo, un extraño lugar de tres pisos, armado como una galería clásica, con las vidrieras y puerta de cristal, mas parecidos a los prostíbulos de Hamburgo que a un estudio de artista, donde se veía el interior, con el pintor en acción, (como dicen los americanos). La mayoría ponía una gran cortina, lo que permitía con la ayuda de un catre usarlo de dormitorio, o a los mas osados alquilarlos de "matadero". Pero servían también para concretar operaciones que no se terminaban en la plaza, o que se dejaban para media semana. Los baños eran compartidos uno por piso.
El otro lugar, fue el que me interesó, era en Libertad 543, donde tenían el taller M y su madre. El edificio, muy viejo a media cuadra del Colón, se llamaba (y todavía se llama), "El conventillo de las artes". Era además de viejo, muy sucio, pero tenía cierto encanto para mi. En casi todos los ventanales tolditos de lona o esterilla lo hacían pintoresco. En la planta baja, el ascensor inútil, pintado de rosa y lleno de macetas y tiestos con flores, así que había que subir los cinco pisos por escalera hasta llegar a la cúpula derruida. Vivían pintores, músicos, artesanos, en bastante armonía. Pero algunos se querían ir cuando el paso de los años, o las medidas de las inmensas telas los ponían mas quejosos. La noche que lo visité, fuimos a comer pizza con dos o tres de los inquilinos que hablaban de irse, uno de los más viejos e interesantes resultó ser un músico y compositor que trabajaba en el Colón y que además había estrenado "algo" de su autoría. Era pianista, y había metido un piano de cola en el departamento, (no sé ni le pregunté como), que tapado le servía de mesa para comer, (casi siempre fideos) . Pero ese día Ramos, me contó gracias a los moscatos desinhibitorios, su amor por el tango, alguna orquesta por la que pasó o hizo arreglos, los que había compuesto, todos desconocidos, menos uno con su gran amigo que acababa de morir: Julián, que no era otro que Centeya. Le conté que lo había conocido en La Payanca y que lo veía en Sur, con el gordo Troilo o con Marconi, o alguna madrugada en Bachin. Entonces me "cantó" su poema con armonía desastrosamente amoscatada: "Libertad 543".
No alquilé ahí tampoco, no podía pagar esa suma, pero esa también es otra historia.
Alejandro


Libertad 543
Julián Centeya

La demorada luna en el tejado fantasmagórico
y un gato aritmético maulla un telegráfico deseo.
Numeradas bohardillas de Libertad al 5oo,
frente a la bostezada plaza la casona,
encofra recuerdos de voces e imágenes que las poblaron.
En el tercer piso Alfonsina que olvidó un poema
en la hornacina, un invierno de Burger.
Y en lo alto, aquel refugio de azules fracasos inmeditados
de aquellos bohemios sin mecenas propio.
Heredad que aún se convive y se divide
sosteniendo el milagro del poema y el murmullo del piano
Digo, el milagro. Libertad 543.
Meridiano devorador de enloquecidos sueños.
Algo.


CRUCES
En una pagina que se llama en inglés, "Borges'tables", (las mesas de café de Borges), el gerente del gran Café Tortoni, Roberto Fanego, conserva fotografías de Borges bebiendo una Indian Tonic Cunninton junto a Julián Centeya y Carlos Mastronardi. En reuniones de intelectuales del grupo Boedo, Borges decía admirar a Centeya.

10 octubre 2006


HOMENAJE A MORANDI

¿Por qué a Morandi? De los más o menos diez personajes que me interesaron de la pintura moderna dos son italianos. Uno total, el otro nació en Suiza pero tano al fin. Son Giacometti, (el suizo), como dibujante y sobre todo como pintor, el otro Morandi, (Giorgio).
Ambos se cruzaron, se conocieron pero casi no pudieron conversar. Tuvieron largas entrevistas en silencio. Se respetaban, se admiraban pero tenían problemas para hablar, eran pintores . Sus obras eran como ellos. El suizo junto con Bacon los dos espacios más representativos de la contemporaneidad, (la representación del hombre moderno, y su encierro psicológico). Y el viejito Giorgio, (por que ya era viejito), que venía del otro siglo, que había amado y que lo demostraba a Cezanne, seguía pintando en la aldea sus cacharritos, desconocido para sus vecinos y para su pueblo. Algún otro gran pintor italiano, Chirico, decía que ellos se ocupaban de pintar la vida silente de los objetos. Ironía de la vida durante la entrada de las tropas americanas a Italia, los soldados yankies buscaban a ese pintor, del que se empezaba a hablar en Norteamerica.
La pintura del Boloñés es la de los silencios. Paletas casi monocromas, mínimos elementos que remiten a objetos comunes, botellas, jarras. Son bodegones? son naturalezas muertas? en ellos vemos objetos inanimados, pero que nos causan sorpresa, melancolía, placer de lo infinito, reflexión, turbación, pero que en el fondo son pintura, solo eso. Son producto de una luz mediterránea, finamente tamizada, trabajada y trabajada con el tiempo interior de alguien que pinta con toda la paz del mundo.
Acá en el Bellas Artes podemos ver uno o dos ejemplos y meternos, un poco, en ese universo privado, sin estridencias, ni alardes .
Alejandro