Con respecto al post anterior.
Tema: Lean Críticos, no se oxiden, "agarren lo broli que no tarasconean."
Esto es especial para Alice y sus prediciones para el tercer milenio que recuerde el lema, tan citado, de Paul Delaroche, "¡La pintura ha muerto, viva la fotografía! " dicho el 1 del año 1899" ... pero dicho ahora es patético...
alejandro.
Revista Exit. N30
Mayo / Junio / Julio 2008
España.
Pictoralismo: el rechazo del modernismo
Pohlmann, Ulrich
¿Un arte nuevo? ¡Una naturaleza distinta!
La fotografía ha influido más que ningún otro medio en la percepción artística del siglo XIX. Una vez que se da a conocer públicamente el daguerrotipo y la talbotipia, el viejo orden jerárquico de las artes se tambalea y fuerza al artista a reorientar sus formas de expresión estética. El lema, tan citado, de Paul Delaroche, "¡La pintura ha muerto, viva la fotografía!" 1 del año 1899, afectó especialmente a la relación entre fotografía y pintura. Sin embargo, Delaroche no estaba profetizando el fin de la pintura, sino que defendía la concepción de que la fotografía podría convertirse, junto con otros artilugios, como la cámara oscura, la cámara lúcida, o la proyección con espejos, en una importante ayuda para el artista.
Ya en 1855 habían conseguido los fotógrafos abrirse paso en los estudios, primero en Francia e Inglaterra, por el mayor avance técnico del medio, y más tarde en Alemania, Austria e Italia. Para muchos artistas –pintores, dibujantes, arquitectos y escultores– resultaba natural servirse de fotografías en sustitución de modelos, o como estudio previo dentro del proceso de la obra, y por eso coleccionaban fotografías. Estos archivos, que generalmente se dispersaban tras la muerte del artista con la subasta de su legado o de otro modo, contenían reproducciones tanto del ámbito de la arquitectura, el paisaje, naturalezas muertas, retratos, desnudos, como estudios instantáneos o de movimiento. Ya en las primeras décadas de la invención de la fotografía, los fotógrafos comenzaron a reproducir todas las facetas de la realidad visible. Se detectó un gran beneficio para la pintura sobre todo en los estudios fotográficos de fenómenos naturales y climatológicos que, por su fugacidad, apenas podían estudiarse directamente2. Las tomas proceden a menudo de los principales fotógrafos del siglo XIX, como David Octavus Hill y Robert Adamson, Gustave Le Gray, Roger Fenton, Henri Le Secq, Julia Margaret Cameron o Eadweard Muybridge. Esta aplicación continuó vigente hasta bien entrado el siglo XX, como demuestra el ejemplo de Eugène Atget, como suministrador de ilustraciones para artistas como Utrillo.
Incluso artistas tan poco "sospechosos" de realismo como Arnold Böcklin, y pintores estilísticamente tan diversos como Gustave Courbet, Rosa Bonheur, Ernest Meissonier o Lawrence Alma-Tadema emplearon para el proceso creador fotografías como una suerte de correctivo que ayudaba a precisar la percepción artística. Los estudios naturales fotográficos, los llamados études d'après nature, gozaron de la predilección de pintores como los de Barbizon, mientras que las escenificaciones fotográficas de tableaux vivants y asuntos literarios estuvieron muy difundidos entre los artistas prerrafaelitas. No es de sorprender que se utilizasen también en las academias de arte de Alemania, Austria, Italia y Francia archivos fotográficos como herramienta en los planes de enseñanza. Surgieron así los primeros archivos fotográficos sistemáticos para el empleo académico, que se han conservado por ejemplo en la Accademia di Brera, Milán, la École Nationale des Beaux-Arts de París, o en las Academias de Arte de Viena y Berlín. A esta función se refería en 1856, Oscar Gustave Rejlander con su alegoría The Infant Photography Giving the Painter an Additional Brush. La fotografía muestra la figura de un putto, cuyo brazo, apoyado en una cámara de madera, da una nueva pincelada a un cuadro invisible. En la composición de Rejlander queda claro que la fotografía no es más que un instrumento entre los muchos que existen. (…)