TESTIMONIALES
TERMINENOS CON EL ESPACIO PUBLICO
LA CULTURA
EL BOCA DUHALDISTA
Y CON LOS MUNDOS SUBTERRANEOS
TERMINENOS CON EL ESPACIO PUBLICO
LA CULTURA
EL BOCA DUHALDISTA
Y CON LOS MUNDOS SUBTERRANEOS
La única discusión importante, interesante (¿?) que se da por estos días es sobre lo que hasta hace un año era solo un tema en abstracto y ahora es realidad bien real. El avance del Estado para la pureza del espacio público. Hubo alguna vez un orden natural, que era un orden desordenado, casi naif que se iba haciendo como todas las cosas, mas por acumulación que por planificación, hasta que algo lo alteraba y entonces aparecieron los cuidaparques (buhe, los plazeros, que hasta casita tenían, a veces al lado de la también desaparecida calesita) después los primeros reglamentos, los carteles, prohibiciones, estatutos, etc, “Prohibido escupir”, “Prohibido pisar el pasto”, “Prohibido perros en los areneros”… y prohibido todo aquello que rompiera el equilibrio en nuestros espacios cada vez menos públicos pero de a poco cada vez más controlados, algunos hasta con cerrados sistemas de vigilancia por TV, eso sí, advertidos por cartelitos donde se asegura que esa plaza es monitoreada por sistema de video, (“actitud Bs. As.”) Todo debe estar en su lugar como un puzzle bien armado. No a las parejas rascando, no a los viciosos, no a los vagos ni a los mal entretenidos, no a los feriantes. Y de pronto los virus, desclazados, locos y cartoneros. Ahora sabíamos porque no fuimos mayoría ( bah, tampoco ni la tercera fuerza) digo que sabíamos que no estaría linda esta ciudad, ni en lo social, ni en lo cultural (pero ¿no es lo mismo?). Nunca pensamos que llegaría a estos grados el “maquiavelismo” kischnerista para apuntalar por izquierda cuando por (la) derecha le hicieran el trabajo sucio. Total después veremos que pasa a la hora del reparto. Pero el ciudadano se acostumbrará a los espacios en orden, enrejados por el Radicalismo, empalmerados por el “peladismo” y que llegado el caso, como decía la otra noche el “chief” al chupacirios-morfeta: “ …que El, avanzará sobre los espacios vacios (¿muertos?) en zonas como Puerto Madero pidiendo la posibilidad de construcción: para empezar los terrenos que pertenecían al Ferrocarril, “no hay que dejar posibilidad a nuevos asentamientos” (esas zonas, que sabemos ahora, se dejaran en manos de De Vido-inmobiliaria -más claro el reparto, unos limpian y los otros usufructúan, ¿o todos lo hacen?-) para que seamos como los países mas avanzados, (y el que quiera asentamientos que se vaya a la provincia de Scioli -eso lo agrego yo-).
Hace menos de diez años el pueblo salió a la calle por el “interés”, ¿no habría que salir ahora por lo capital? ¿Por la Capital? ¿Por…? Y dejemos para otro momento la cultura, mientras esta se va diluyendo de a poco en los circuitos turísticos y se posterga la reinauguración del Colón (hoy arriesga el diario que será en el 2012), hasta que el melómano anodino designado que canturreaba arias por los pasillos del colegio de la Patria, agotado y sin salida le pase la llave a alguna “empresa privada que sepa y pueda dirigenciar” ¿o no era eso lo que querían…? Además ¿de qué carajo se quejan? la Biblioteca Nacional ¿no se tardó 25 años en terminar y sólo cuando el proyecto de Testa ya era viejo-obsoleto, el califa bendijo e inauguró? Creo que todas esas cosas hacen que de a poco uno se vaya metiendo en su cueva, no hay nada que festejar, ni el triste triunfo de Boca ya te alegra. Y mucho menos el acercarse al récord de goles de esa bestia a la que uno siempre consideró como a la pared que en el juego de pelota se usaba para el tambor y con la que lograbas un punto solo por rebote, pero no por inteligencia del muro. Por suerte también dice hoy el diario (se puede cambiar por periódico y canturrear con la cascada voz del Joaquín) que el Lord retomó la conducción del club de la Gloriosa squadra, haciéndole otro favor a los K…
Basta de política y de cultura, hablé mucho últimamente de lo que pasa en el arte (pintura, etc.), de la Feria (Arco), de los expositores, de la comercialización. En mi pobre mundo no quedan a estas alturas muchos mas temas, por lo que agotados estos como siempre vuelvo al barrio, que como ya casi los otros 99 (Castillo dixit, mal que le pesen sus temas a la vieja lesbiana en sus aportes dominicales filosóficos) placita Lorea que ya tiene su asentamiento, (bueno éste lleva casi más de diez años) alimentado por sucesivas emigraciones del Borda y no mas al asentamiento subterráneo, tapado ahora el acceso a los viejos baños del subte, en este triangulito de manzana conviven un espacio para perros, con un espacio para esos subhumanos, locos, sidosos, pedigueños, que de noche ambulan de la recova del teatro Liceo, de donde en invierno achacan maderas y elementos escenográficos para calentar los cuerpos. Este es el límite de “mi” avenida, el otro es la 9 de Julio con el peluquero que me arregla el bocho y acomoda la barba. En el medio los cuatro o cinco cafés, el chino, pizzería, dos o tres comederos para salir del paso, más de lo que se puede encontrar en cualquier ciudad chica del interior. Los extramuros, el marquero, los proveedores de materiales, algún comedero distinto, Carlitos, El Cuartito de la pizza y el moscato con soda y las dos o tres galerías de arte que visito, ¿para qué más? La diversión: Lin en su “Perlita”, los comentarios con la puta y el traba y los cruces entre ellos. Lin sigue de vacaciones y sigue mandando postales de la Feliz, que me muestra y traduce la chica de la caja, cuando estoy en la cola, las agita y grita, “Mirá que mandó el boludo”, últimamente aprendió la palabra y la coloca en todas sus conversaciones, boludea a los proveedores (que le quieren pegar), a los correntinos dependientes que se la enseñaron, al carniza paraguayo que le muestra la cuchilla y escupe sobre la bola de lomo y al bolita verdulero (mi nuevo modelo), que se debe extrañar cuando le pregunto por la espinaca mientras miro la forma de la nariz, los ojos o del nacimiento del pelo, la bolita hembra sigue con su mantra, “¿Que más va a lievar?”, que es lo único que he escuchado de su voz desde hace cuatro años, mientras el bolita macho ofrece, “melones dulces, mangos, zanahoria, kituchos, mokote…”. Aprovecho que los correntinos están entregando pedidos y que no está Lin ni su mujer y me mando por la escalera que está en el último pasillo y que en la confitería antes que ellos llegaran llevaba a los baños. Han tirado todas las paredes, alisaron el piso, y entre pilas de jamones agusanados, toneles con pescados en salmuera de terrible olor, pilas de cajas de fideos de arroz, packs de salsa de soja vencidas, de latas de Lichings o algo así, cerca de veinte catres de campaña donde en algunos ocupados veo a la cajera de la tarde, a las fiambreras, y a dos chicas nuevas que limpian. Escucho un ruido fuerte pero solo que empuje sin querer un tablero con la foto de Ho-Chi-Min, usado para tirar dardos y con el puntaje pintado a mano pero en símbolos que no entiendo (¿será el puntaje?) en la pared del frente un portal con dragones y unas escaleras doradas miro apurado y veo que llegan hasta el subte ¿será una puerta de escape o de llegada, será un vortice a otro mundo? Me vuelvo despacio tratando de no despertar a los chinos, cuando salgo entre las góndolas escucho a la cajera que me grita ¿Qué hacía ahí boludo!, balbuceo que me equivoqué, trato de explicarle que estoy escribiendo un trabajo sobre la analogía entre Sábato, Marechal, la Placita Lorea y todos los demás mundos subterráneos, le cuento de Cortázar y su historieta escondida para que no se conozcan los esponsors venezolanos, con ilustraciones de Cedrón, pero no me cree y me hace echar por los correntinos, que se rien y me gritan a duo ¡boludo!, ¿vos escribiendo analogías? sin la compra, ni el vuelto y todo sudado y con un chichón en la frente producido por un chipá mohoso y de buena puntería, vuelvo a casa jurando que lo que falta del día lo voy a dedicar solo a pensar en los espacios públicos, el Teatro Colón y no en los baños subterráneos de la Placita Lorea que me contaron fueron un hospital de campaña…
Alejandro
Basta de política y de cultura, hablé mucho últimamente de lo que pasa en el arte (pintura, etc.), de la Feria (Arco), de los expositores, de la comercialización. En mi pobre mundo no quedan a estas alturas muchos mas temas, por lo que agotados estos como siempre vuelvo al barrio, que como ya casi los otros 99 (Castillo dixit, mal que le pesen sus temas a la vieja lesbiana en sus aportes dominicales filosóficos) placita Lorea que ya tiene su asentamiento, (bueno éste lleva casi más de diez años) alimentado por sucesivas emigraciones del Borda y no mas al asentamiento subterráneo, tapado ahora el acceso a los viejos baños del subte, en este triangulito de manzana conviven un espacio para perros, con un espacio para esos subhumanos, locos, sidosos, pedigueños, que de noche ambulan de la recova del teatro Liceo, de donde en invierno achacan maderas y elementos escenográficos para calentar los cuerpos. Este es el límite de “mi” avenida, el otro es la 9 de Julio con el peluquero que me arregla el bocho y acomoda la barba. En el medio los cuatro o cinco cafés, el chino, pizzería, dos o tres comederos para salir del paso, más de lo que se puede encontrar en cualquier ciudad chica del interior. Los extramuros, el marquero, los proveedores de materiales, algún comedero distinto, Carlitos, El Cuartito de la pizza y el moscato con soda y las dos o tres galerías de arte que visito, ¿para qué más? La diversión: Lin en su “Perlita”, los comentarios con la puta y el traba y los cruces entre ellos. Lin sigue de vacaciones y sigue mandando postales de la Feliz, que me muestra y traduce la chica de la caja, cuando estoy en la cola, las agita y grita, “Mirá que mandó el boludo”, últimamente aprendió la palabra y la coloca en todas sus conversaciones, boludea a los proveedores (que le quieren pegar), a los correntinos dependientes que se la enseñaron, al carniza paraguayo que le muestra la cuchilla y escupe sobre la bola de lomo y al bolita verdulero (mi nuevo modelo), que se debe extrañar cuando le pregunto por la espinaca mientras miro la forma de la nariz, los ojos o del nacimiento del pelo, la bolita hembra sigue con su mantra, “¿Que más va a lievar?”, que es lo único que he escuchado de su voz desde hace cuatro años, mientras el bolita macho ofrece, “melones dulces, mangos, zanahoria, kituchos, mokote…”. Aprovecho que los correntinos están entregando pedidos y que no está Lin ni su mujer y me mando por la escalera que está en el último pasillo y que en la confitería antes que ellos llegaran llevaba a los baños. Han tirado todas las paredes, alisaron el piso, y entre pilas de jamones agusanados, toneles con pescados en salmuera de terrible olor, pilas de cajas de fideos de arroz, packs de salsa de soja vencidas, de latas de Lichings o algo así, cerca de veinte catres de campaña donde en algunos ocupados veo a la cajera de la tarde, a las fiambreras, y a dos chicas nuevas que limpian. Escucho un ruido fuerte pero solo que empuje sin querer un tablero con la foto de Ho-Chi-Min, usado para tirar dardos y con el puntaje pintado a mano pero en símbolos que no entiendo (¿será el puntaje?) en la pared del frente un portal con dragones y unas escaleras doradas miro apurado y veo que llegan hasta el subte ¿será una puerta de escape o de llegada, será un vortice a otro mundo? Me vuelvo despacio tratando de no despertar a los chinos, cuando salgo entre las góndolas escucho a la cajera que me grita ¿Qué hacía ahí boludo!, balbuceo que me equivoqué, trato de explicarle que estoy escribiendo un trabajo sobre la analogía entre Sábato, Marechal, la Placita Lorea y todos los demás mundos subterráneos, le cuento de Cortázar y su historieta escondida para que no se conozcan los esponsors venezolanos, con ilustraciones de Cedrón, pero no me cree y me hace echar por los correntinos, que se rien y me gritan a duo ¡boludo!, ¿vos escribiendo analogías? sin la compra, ni el vuelto y todo sudado y con un chichón en la frente producido por un chipá mohoso y de buena puntería, vuelvo a casa jurando que lo que falta del día lo voy a dedicar solo a pensar en los espacios públicos, el Teatro Colón y no en los baños subterráneos de la Placita Lorea que me contaron fueron un hospital de campaña…
Alejandro