28 diciembre 2006
24 diciembre 2006
TESTIMONIALES
CON MEMORIA / RECUERDOS / OLVIDOS / FELICIDADES
EL TIEMPO
....
“Hoy ya no sé
cuál fue el primer recuerdo
pero vivía feliz corriendo los patios
esos años
con todos ustedes en la casa
mirando mis juegos
soñando mis días.”
Albino Gómez
Será por el fin año, o por las fiestas que siempre me deprimieron, lo mismo que cumplir años u otros festejos que ponen contentos a los demás. En épocas pasadas desaparecía de mis casas o del trabajo un día antes y hasta un día después, y encontraba la calma necesaria en algúna barra guisquera, con alguna compañía ocasional casi tan ocasional como ese sexo de cierre relámpago siempre listo que a veces no está tan mal...
Le temo a esa alegría, que me suena tan impostada como la cena navideña de la "Dolly” con su familia en el canal Gourmet, y no entiendo si es una repetición del año pasado o una reposición de chicos de la misma edad de una familia prolífica, que rompen las bolas (y no las de Navidad) alrededor de la cocinera.
Aprovecho los recuerdos, para ensimismarme con cierta melancolía a veces tierna, a veces feroz, pero seleccionando su grado según el “bajoneo”, (eso sí, no me gustan los balances, me parecen desastrosos, con su debe y haber donde siempre al final pierdo). Con respecto a los recuerdos tengo presente ese capítulo de Seinfeld en que Kramer decide vender sus historias personales para ilustrar la vida del fabricante de ropa deportiva que ha tenido una vida chata, aburrida, monótona. Elaine, empleada de la empresa, encargada de escribir los catálogos ha tratado de "acomodar" el anecdotario de su patrón, pero no da. Una vez arreglado el precio, para publicar los recuerdos transferidos ahora al empresario, el hombre “K” sale a festejar con ella, pero su amiga empieza a funcionar como una suerte de conciencia represora y le prohibe contar en la reunión, los viejos recuerdos de los que ya no tiene “copyright”. Kramer se comienza a desesperar, vacío, sin pasado, y trata de inventar nuevas historias que a los demás le parecen tontas, desangeladas, sin la gracia de las originales que lo habían hecho famoso. Pero ante el pedido de sus compañeros de beberaje que relate tal o cual historia de sus "clásicos", ante la mirada réproba de Elaine, debe cambiar los remates de las historias -que los parroquianos conocen de memoria -, por finales traídos por las ramas y sin gracia.
Es que los recuerdos modificados no dan testimonio, y no es que uno quiera "lucrar" con su ramoneo por los campos de la vida, pero mucho menos quedar a esta altura vacío como un guante dado vuelta, aunque sean esas historias que después de las cuatro o cinco copas hacen que tu familia o tus amigos te miren como diciendo: otra vez?..., o simulen tocar violines en las partes “heroicas”, mientras uno, con la mirada vidriosa, la voz deformada por la lengua pastosa y mas hinchada que cuando el sacamuelas te coloca dos o tres anestesias, las relata milimétricamente, con los puntos y comas estudiados durante años para crear asombros o suspensos. Pero es sólo la familia y los amigos. El asunto es como renovar el público y contar las mismas boludeces consiguiendo "ese" clima de las primeras “contadas” (más en bruto, más fresco, menos previsible). Posiblemente sea ese el conocimiento de tus íntimos, que adivinan hasta el dosaje etílico y presienten en qué momento vas a cantar tangos o cuando recitarás en italiano, o arremeterás con arias de ópera desafinadísimas, o elogiarás los trastes de las damas concurrentes.
Es dificil a esta edad rebuscar en la historia (la tuya), muchas más emociones que la docena archicontada, y a no ser que fueras como el malparido de Bioy que aprovechó la cercanía de Borges y anotó y sazonó todos sus dichos (después de muerto el Georgi, claro), o conservó las ridículas cartas a sus amantes comentando sus fallidos polvos que lo dejaron mas malparado al malparido (por la Martona), sino que lo diga (desde el cielo) don Octavio, y lo perdone doña Silvina.
Pero el asunto acá es otro, la memoria, la memoria selectiva, el olvido, "el alemán", y como dice mi gerontólogo, el problema no es que te olvides la llave sino que cuando la tengas en la mano sepas para que sirve. Y así vamos, olvidando y recordando, como el otro día el cabezón Duhalde a quien antes las lagunas de la memoria, el "profesor" Grondona, lo perdonaba explicándole que eran los resguardos del disco rígido de la memoria, que a cierta altura del partido desecha lo prescindible. Y seguimos olvidando lo malo, lo ridículo, y adornando lo mediocre al grado de no querer enfrentarnos con otros partícipes de las mismas experiencias, una especie de Rashomon, pero deconstruido a nuestro arbitrio, la vieja fórmula de mejor un "buen recuerdo" que un mal reencuentro, sobre todo con alguien que puede ser nuestro espejo... Y además... bueno me olvide lo que iba a escribir, mejor que vaya a tomar esas píldoras para la memoria... eran las verdes? O las azules?. Bueno felices fiestas si se lo merecen y si no sufran como un servidor.
Alejandro
19 diciembre 2006
LA VUELTA DE CENTEYA
"...Ahí la vi a la muerte, con mi madre a un lado, y del otro un perro. Yo estaba en un catre amarillo de pata torneada. Otras visitaciones de la muerte fueron ya en Boedo.
"Yo no vengo a hacerme la partida,
pero digo que vengo del Boedo legendario."
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"Del Boedo del café Dante
y la ruidosa estación de los bondis
frente al Los Andes,
donde mi junada de asombro
entreveró a Gorki con Barleta
a Mario Mariani con Gustavo Ricio,
a Chejov con Nicolás Olivari
cuando con dos monedas compré Versos de Una
que le editó Zamora a César Tiempo."
A BOEDO
Enumero una ordenación de esquinas contra el cielo,
desando lonjas de calles con memorias,
me instalo en patios familiares, íntimos,
procuro una sucesión de horas,
me detengo en una desangrada tarde,
de antiguas imágenes me renuevo,
reconstruyo albas,
fijo noches habitadas de árboles en silencio,
de retazos de lunas caminadoras,
de almacenes brumosos como puertos,
y un viento sin donde me pone entre las manos
la voz gemidora
de una guitarra goteándome un tiempo
de ochavas y de hembras.
Entonces me nace el compadre de adentro
y bato esta sed que me nace de carne
pa'ver si se enteran que yo soy de Boedo.
GLOSA
Abrite del equipo... piantate de la cancha,
nunca saldrás de crosta... siempre un
crudo serás.
Los flojos, entendeme, nunca harán la pata
ancha
y vos que sos un flojo en todas las
chingás.
Julián Centeya
HISTORIA
Escuchaba el otro día a un innombrable, me toco el huevo izquierdo, ¿o era el derecho?, bah, por las dudas me toco los dos... el inno contaba que cuando Centeya fue a pedir trabajo a Crítica, (recomendado), lo sentaron frente a una máquina, página en blanco y le dijeron que escribiera una nota social; se sentó, hizo sonar los dedos y en unos segundos entregó el papel. Sólo decía "Tengo hambre, quiero comer..." Le dieron el laburo al toque.
Otra, lo van a visitar a la pensión donde vive y que sólo tiene un cuadro regalado adornando las paredes, y como joya imprescindible la Underwood del periodismo y la poesía. La camisa colgada de una percha y la plancha caliente con la que terminó de repasar la raya del pantalón, y ahora lo hará con la camisa, mira al visitante humedamente y le explica pidiendo casi disculpas "que querés yo solo soy un matrimonio..."
Alejandro
09 diciembre 2006
TESTIMONIALES DEL 75
Todavía rumiaba las experiencias de las primeras muestras. El trajinar por la plaza San Martín o por San Telmo me daba la cuota de audacia como para creerme un "artista-bohemio".
A mediados de los setenta Buenos Aires seguía deslumbrante. La rutina, recorrer cafés, visitar galerías de arte, comprar algún material, pasar por la peluquería de hombres de la polaca, (la Sokol) que además era una de las mejores pintora naif, auténtica, quizás la única en ese momento que el estilo ingenuo estaba de moda.
Venía de la artística Juncal, doblé por Carlos Pellegrini y descubrí una galería nueva, muy moderna, fruto seguramente de la imaginación de un arquitecto joven. En exposición obras de un estilo expresionista-abstracto que se notaban de un mismo autor por la repetición de tics, lo mismo en los otros dos pisos. En el sótano y en el primer piso además de lo colgado, decenas de cuadros apoyados contra la pared. Todos los cuadros enmarcados iguales, todos pintados con esa paleta baja, tan uruguaya y que ellos llaman la”paleta de mierda”, (tierras, negro, blanco, algún rojo, y nada más) además de estar firmados por la misma persona y decir en forma aclaratoria, "artista uruguayo". La sala a media luz, sólo los cuadros iluminados. Al fondo, tras el escritorio, un personaje de grandes bigotes, edad indefinida, vestido onda cajetilla rural, campera de gamuza, pañuelo de seda, con grandes dibujos y tambíen en la gama de los marrones. Tocaba en una guitarra lustrosísima música clásica (seguramente era Rodrigo) y se notaba que conocía la estructura pero no los tempos. Con un gesto displicente me miró y me invitó a sentar, sin saludo previo me preguntó si era pintor, (la gran carpeta debajo del brazo me delataba, y por mi facha a coleccionista o comprador no daba). Era muy dificil entender lo que decía por la pipa que apretaba entre los dientes de caballo, y que provocaba una humareda que hacía mas teatral la escena. Nunca dejó de tocar la viola y si se sacó la pipa de la boca en alguna ocasión fue para servirse mas wiski en el vaso o servir en el que me ofreció de entrada. La botella, la hielera y la bandeja con los vasos, demostraba que era un buen anfitrión.
Me pidió que le mostrara mis trabajos, los fui sacando de la carpeta de a uno, tratando de que viera como al descuido y sin yo decir nada, mi exiguo currículum, los tres cataloguitos, alguna foto que se me caía “sin querer” y la revista Crisis, (el mayor de mis blasones). Me preguntó que me parecía la muestra colgada, le dije que no tenía mucho conocimiento de la pintura abstracta, y menos de los pintores uruguayos, ya que había leído que el expositor era de esa nacionalidad. Me contestó que era el pintor, pero que esa era una muestra de su pintura mas joven, (en todos los cartelitos rezaba, abajo del nombre, “gran maestro de la pintura uruguaya”). Después de cuatro o cinco vasos más, de un sofisticado e importado licor, a mí, sólo acostumbrado al “Criadores" de la época, y solamente en los días de bolsillo gozoso, me preguntó si me interesaría exponer en su galería, ante mi afirmación me dijo que sería compartida. La muestra que fue a los tres meses, se llamó “Jóvenes artistas rioplatenses”, y como era lógico, fue con él, (sus primeros trabajos, dijo). También hubo: ”Maestros Rioplatenses”, con él donde colgaba además cuadros de los argentinos Berni, Soldi, Spilimbergo; “Diálogos Rioplatenses” y cuanta mezcla aceptara a un uruguayo, figurativo, post-cubista. Eran casí las diez de la noche y me seguía contando su historia uruguaya, el estado etílico de los dos era lamentable, hasta que hizo su aparición una dama muy producida, de mas edad que Mario (el uruguayo) y antes de que éste me la presentara se empezaron a insultar, pero con una altura como nunca había oído, lo mas fuerte eran las acusaciones de “dipsómanos”, que ambos se hacían; cuando la dama reparó en mí y vio los dibujos sobre el escritorio se disculpó, él le dijo que esos dibujos serían una próxima muestra. Añadió que los acompañaría hasta su departamento a veinte pasos de la galería, donde la dama ya a estas alturas de turbante muy ladeado me entregaría unos dólares y un cheque por el saldo de los trabajos y tomaríamos algo para celebrar.
Yo no entendía nada, ni habíamos conversado de los precios. Nos dirigimos los tres tambaleando hasta el piso del uruguayo. Con ella arreglé la parte económica, ya que me hizo notar que él era su mantenido y que no tenía un peso, todo lo había perdido en las carreras y en el casino. Cuando salí tenía los dólares, el cheque para el día siguiente y la promesa de la muestra.
Esa noche dormí en una pensión toraba pero con baño privado, el destino sonreía, posiblemente se reía de mí. Después de cada muestra el círculo de pintores, se iba ampliando, así que cada semana eran más la cantidad de sillas, vasos y botellas que rodeaban el escritorio, la mayoría de los pintores de varias generaciones mas que yo, todos conocidos, pero aprovechados del bolsillo generoso del dueño de casa, a quienes todos cargaban por la relación con la “patrona".
Con respecto a las ventas de la galería un desastre. Pero unos meses después gracias a contactos de la “financista”, rica heredera de fábricas de productos para la industria química en Brasil, apareció una muestra con un catálogo deslumbrante de pintura ingenua brasilera del norte. Y fué un éxito de ventas, las paredes acostumbradas a los colores trágicos, restallaban de purísimos óleos sin veladura alguna. Las ventas fueron casi totales. Al éxito siguió una feria de pintura naif, para cerrar el año, muchos de los cuadros eran los pocos que quedaron de la muestra anterior. Otro triunfo. Entre los autores la mayoría mujeres, mi amiga la polaca, Gato Frías y todas las luminarias de ese momento, el estilo ingenuo aparecía en todas las revistas, las tarjetas de fin de año, las ilustraciones, se abrían galerías sólo de arte naif. Pero en esta muestra una de las pintoras que sobresalió, con un estilo muy primitivo, colores brillantísimos, de pintura al aceite, fue “la Wendell”, quien vendió sus seis cuadritos. A esa siguió una muestra de la pintora individual. Venta total.
Llegó enero, el cierre de la galería hasta fines de marzo, y en abril nueva muestra de la Wendell, así hasta mediados de año las muestras se sucedían, (y las ventas). Las reuniones (y libaciones) con los pintores seguían todos los días pero ya el tema único era la Wendell, su pintura de mierda y el éxito de ventas. La “Direccion” continuaba comprándonos obras que amontonaban sin exponer en el depósito. Ante el arrecio de las críticas y la defensa a cada minuto más vulnerable de Mario, el tema pasaba a ser centro de ataque a la mujer, quién se pavoneaba de haber logrado las muestras y transarlas eficazmente. La fama de la pintora se hizo insoportable, (para esto nadie la conocía personalmente). De distintas revistas venían a ofrecerle reportajes igual que de canales de TV, pero su domicilio en Las Chacras en Mendoza, hacía imposible concretarlos además de viajar cada tanto a Europa, ya que era húngara de nacimiento.
El trágico final, ante una propuesta de la revista Para Tí de viajar a Mendoza para reportearla y fotografiar en su estudio, la gran crisis en la pareja. Esa noche más alcoholizados que de costumbre fuimos a cenar a su casa, la comida la preparaba Mario, que últimamente iba poco a la galería, éramos unos cuantos, me acuerdo de Loza, Anadón, Claro Bettinelli. Nos abrió con un delantal de cocina que usaba para pintar, y las manos manchadas de color.
Mientras nos sentamos en el lujoso comedor donde la empleada estaba disponiendo los platos, algunos comenzaron a fisgonear (cosa común de pintores) los cuadros dados vuelta contra todas las paredes, de colores brillantes, ingenuos y todavía sin firmar por la “Wendell”.
Alejandro
03 diciembre 2006
APOSTILLAS PARA MURENA
CON SENSACIONES DIVERSAS
Releía hace unos días un trabajo de Horacio González (director de la Biblioteca Nacional) sobre Masotta y Murena y sus respectivos estudios sobre Roberto Arlt, (casi coincidentes cronológicamente). El trabajo de González era un pequeño informe en un coloquio, pero me aclaró alguna de las dudas que siempre tuve sobre los dos “M”.
De distintas generaciones, posiblemente Murena había conocido a Masotta por Sebrelli, cuando conformaban el trío con Correa, era el auge de Sartre, y ellos los voceros de este lado del Atlántico de sus teorías y de la modernidad de la época. La vida de algunas mariposas o de algunas moscas es relativamente corta, 24 horas, (l día de nuestra existencia), el hombre de esta época llegó a los 75 años de vida promedio, recién me entero que Máximo Menem acaba de cumplir cuatro años, cuantas mariposas y sueños muertos...
El “viejo” Murena era otra cosa, también había leído a Sartre (los dos al “San Genet, comediante y mártir...) pero había pasado su momento de ansias de gloria, y sólo quería (a duras penas), mantener su espacio.
En este momento evalúan la parte de la Ramos en Ámbito en treinta millones de dólares (¿?), Julio ni se mosquea. En el relato Murena sigue peleando desde adentro, y “Sur” que parecía ser todo un ring empieza a derrumbarse con una Victoria ya muy golpeada. Los dos escribieron sin saberlo sobre Arlt, uno su famosísimo “Sexo y traición....”, el otro un estudio menos conocido, pero que integró su famoso “El pecado original de América” junto a otro estudio sobre Horacio Quiroga, en un capítulo titulado “El desafío del intelecto”. Pero la coincidencia según González, es que ambos toman como base la influencia de Dostoiveski en la obra arltiana, sobre todo el tratamiento autoreferencial. Lógico que Masotta desde su ángulo pre-lacaniano, y reconociendo que si bien estaba el espíritu de Sartre en sus conclusiones éstas tenían que ver más con Merleau-Ponty, ah pero también con Hemingway, y también con Marx ya que todos ellos le aportaban ideas, y él algo les debía a todos.
Scioli se presenta a candidato a gobernador, recuerdo que toda la vida nos jeringuearon que eligiéramos como candidatos a personajes que hubieran sido exitosos en la vida empresaria. Si hay alguien que no lo fue es el manco, su empresa familiar, padre, tíos, hermanos, se presentó en varias oportunidades en convocatoria de acreedores, y terminó en la quiebra por el “Tequila”, y procesos por contrabando. Su mujer igual, y gracias a un crédito-préstamo-regalo, del Banco de la Prov. de Bs. As. de dos millones de dólares que no pagó, (que fue declarado incobrable), además de su trabajo con empresas que empleaban a “bolitas cautivos”, ahora es perfumera, y tiene el currículum limpio. La suerte que tiene el matrimonio es que ya había “jurisprudencia”, sino recordar a Alfonso I en los años 80, salvando a Cafierito, con diez millones de dólares para que no se produjera la quiebra de la Ferretería Francesa, el hotel República... bueno basta, esto no ayuda a nadie, (sólo a K que lo usará, candidateará, o tirará como forro usado, o publicará las deudas...)
Siguiendo con la historia... en cambio el viejo Murena en ese momento desde una visión más religiosa, más mágica, armada sobre una teoría de lo sagrado, donde se festejará secretamente a las acciones secretas del mal, (entendidas como autorreflexión profunda sobre la vida). Y el Papa que trata de zafar con los turcos, a esta hora no sabemos si saldrá vivo de allí o si se viene un nuevo cisma religioso, recemos como podamos. González en su análisis reafirma que la influencia del ruso en Arlt fue un obstáculo para tildarlo de original, María Seoane lo mira desde la primera fila, recriminándole mentalmente la hora y que llegará tarde a la entrega de Clarín. Masotta, gran analista, gran estudioso en el campo de la sociología, la filosofía y psicología, aprovechó este trabajo para auto-analizarse: “Roberto Arlt, yo mismo...” y del análisis culposo, cerrando su período sartriano, elaborando el duelo por su padre, coqueteando con los nuevos movimientos, adscribiendo al marxismo pero abjurando del viejo PC, teñido todavía con tanto Stalin, surge la idea de que ... “en el hombre de clase media hay un delator”... Ergo: el es un delator. Y quien se acuerda en esta época tan K y con Sábato propuesto al Nobel, de que en el año 66 en literatura lo ganó un judío que se llamaba Shmuel Yosef Agnon.
Le propusieron a Sara, la viuda de Murena en un reportaje en Córdoba, un juego de asociaciones libres, le dijeron Borges, dijo “diamante”, y le dijeron Sábato y respondió “mamarracho”, la entrevista grabada nunca se difundió... El Oscar siempre fue un tipo que me cayó mal como persona, (es un problema mío, también me caen mal Picasso, Neruda, Cortázar, Bioy, Sábato... aunque del primer Pablo admire toda su obra ...). Pero algo me pasó siempre con Masotta, alguna conversación con Lamborghini, (en Mardel, y sin saber quién era Osvaldo), o textos de Sebrelli, (en quien confío menos), o notas diversas. Pero sobre todo un cuento que le adjudicaron (apareció con seudónimo) a Perlongher en “Cerdos” o en el “Porteño” en el que relata un último viaje de Oscar a Buenos Aires antes de morir, y donde por la calle Corrientes en una limoussine con vidrios polarizados marcaba a los militantes que iba viendo. Era la peor época de la dictadura, el 76 ó 77. En el último café, “La Giralda” cuando la puerta del coche se abre y señala hacia una mesa, la mirada se cruza con la de Néstor (¿?) y avergonzado esboza un saludo. Sentí más odio contra él, pensaba que algo de cierto había en ese cuento, y que no sólo a Arlt y Murena había traicionado, usado y delatado. La memoria fayuta hace que no recuerde el nombre del cuento y tenga dudas con los personajes y hasta con el autor pero ya tiré la cosa.
González se aclaró la voz y contó como en un guiño para mi que no estaba allí y a quien no conoce ni me importa, que una de las traiciones importantes de Masotta es a Murena, a quien presenta su obra y le pide lo avale ante el Fondo Nacional de las Artes para obtener un préstamo y presentarse a una beca para Europa; el viejo entra como un caballo, lo avala y le presta dinero. El traidor lo engaña enseñando el borrador de su “Sexo y traición...” donde lo toma como ejemplo, le agradece un préstamo monetario que lo ayudó a financiar la publicación y habla de sus “comunes” preocupaciones por el sexo y el dinero como enfermedad de la clase media ... y van ... A estos rencores hacia Masotta se mezcla esa sensación (mía) de admiración por Borges, que me hace no creer lo publicado por Ñ, los anticipos de sus maledicencias comentadas a Bioy, y anotadas prolijamente en cuadernitos por el Adolfo traidor. Borges de quien siempre se habló que había ignorado a Arlt, había escrito elípticamente sobre los conspiradores de Dostoievski que le hacían recordar a viejos argentinos que discutían alrededor de una mesa, (aquí se emparentaba con Masotta y Murena, pero sin nombrar a Arlt).
Las papeleras, (o las pasteras, ya no sé) con custodia militar, Uruguay buscando su Artigas que les apriete los huevos perdidos y les produzca un nuevo grito de Asencio, nosotros ni nos acordamos de nuestro San Martín. Hay algo que sí tenemos que agradecerles a ambos escritores, en el caso de Héctor habernos hecho conocer a Benjamin mediante sus traducciones y presentaciones en sociedad en Argentina y latinoamérica y a Oscar a Lacan, que no es poco. En el coloquio de Masotta y Murena, la moderadora Liliana Heer agitaba la campanilla y decretaba que el tema aunque no estaba terminado no daba para más por lo menos allí. En el fondo flotaban algunas palabras de Germán García diciendo que... “Siguiendo a Lacan: Puesta en Clínica, “Roberto Arlt yo mismo...” es la puesta en clínica de “El pecado original de América” de Héctor Murena.
Alejandro