26 abril 2007


TESTIMONIAL

LA MEMORIA. REPRESIONES. ESTIMULANTES Y PLACEBOS
¿EXISTE LA REALIDAD NOVELADA?
ESCRITORES Y HORMONAS. ILACIONES CORTAZAR.
(CON FONDO DE VARIACIONES GOLDBERG) ¿EXILADOS O TURISTAS?
Todo esto nació por la memoria, la mía y la de los otros, mis fallas, las de Eloy, mis “restauradores”, las hormonas de Julio, los retos de M. por los deschaves a la “Crítica”, los sueños en negro, la muerte de Di Paola y todos los nexos del todo tiene que ver con todo o algo parecido al “six degrees”.
Bueno... Ahora las píldoras que tampoco entregan, igual que la carne, la leche y los demás productos de “excesiva” necesidad. Porque aunque sean “de mentira” son un placebo más para nuestra colección de fetiches estimulantes (o no era para eso?) . Necesitas aferrarte a esos calcios, a esos zincs, a esos restauradores neurológicos de nuestros ya faltantes axiones, a esos zurcidores de dendritas. Porque la realidad ya es calamitosa en nuestras últimas reuniones, y somos seres babeantes, de mirada turbia y perdida, tratando de buscar el nombre que se quedó obturado en algún meandro del cerebro o encontrar la fecha que se niega a salir para dar veracidad al recuerdo inconcluso o hasta buscar con la mirada desconfiada a los vasos de guisqui o vino sin recordar ya que tomaba cada uno. Y de reuniones pasaron a ser convenciones de los que hasta hace poco hablábamos de corrido y hasta éramos respetados por la calidad y cantidad de datos acopiados en nuestro silo cerebral. Sumado el insomnio y el sueño malo.
Goya nos dice en su célebre capricho número 43, que el sueño de la razón produce monstruos. Pero el de la desrazón, el de la desmemoria sólo produce ese pozo de negrura que nos horroriza al despertar cada día. Pero hasta ahí llegamos, y ¿cuando fue el ”ahí”, a partir de que momento todo se comenzó a borronear, y la zabiola quedó como palimsesto trajinado, a medio borrar, y con el escriba en pelotas? Además esto de las coincidencias que parecen mágicas cuando uno quiere encontrar razones lógicas para darle ilación al texto, repaso los blogs interesantes (como todos los días), para tratar de conocer un poco los intereses de toda esa gente a la que no conozco pero que es como si la conociera desde siempre, leo en el blog de Link, la muerte de Jorge Di Paola, a quién recordaba hace poco con un amigo como alguien que había vivido para y de la memoria. Más, una de sus últimas obras filmadas (no sé si llamar película a eso), se llamó “Las memorias del Sr. Alzeheimer” y fue algo tan incoherente como el Gombrowicz, de Alberto Fischerman donde además actuaba haciendo de él y entre otros su compañero “el gomita” Gómez. Película, esta última que me prestó en una copia desastrosa un Juliano todavía lúcido, que fue quien me presentó a Di Paola en un mediodía borrascoso de sábado en el Garden. También como en un juego de casualidades el mismo Juliano sería el que no me devolvería más los dos tomos (carísimos y hasta ahora no repuestos) de los diarios del Witoldo.
Tanta concatenación de hechos a veces me espanta: la memoria, Di Paola, Gombro, Juliano y su desmemoria, el olvido, la muerte. El Dipi viviendo años de sus recuerdos junto al maestro y buscando la lámpara para frotar y que apareciera de nuevo por Tandil el genio polaco y él se revalorizara. Los monstruos de la razón de Goya (y Birmajer balbuceando que nunca entendió esa frase (¿?).
Y más coincidencias, porque esas películas que nombré, con los últimos trabajos de Dipi y algún texto más que es lógico que me olvidé aparecieron por Montes Bradley, un escritor y cineasta o empresario cultural que filma y escribe (no lo conozco, ni lo leí) en otro blog, hace unos días en un comentario sobre Julio Cortázar, escritor a quien no admiré en su momento y por el que siento cada vez más rechazo con el paso de los años, aunque no digo esa imbecilidad de: “yo lo reivindico como cuentista” como hace la mayoría que no resiste una segunda lectura de sus novelas. Bueno, leía en ese reportaje que tenía que ver con la aparición de su libro “Cortázar sin barba”, título que retomaba la ironía de la frase de Cabrera Infante, sobre Julio y las hormonas que se aplicaba. Pero con clara alusión a su castrismo inmaduro y oportunista . Explicaba Montes Bradley que para él nació la biografía "como si alguien que va a pintar una habitación al pasar la espátula por un desconchón... bla... bla...bla...” y me pareció raro usar la palabra desconchón porque lo común es desconchado, y las ilaciones me llevaron a pensar en ciertas conversaciones con sonrisas cómplices en lo de la Levinson, con sus amigos escritores y periodistas, mientras comentaba cartas de su hija desde París donde se decía sobre J. C. que con el tratamiento hormonal cada vez se afeminaba más, lo que era la carcajada total para Mujica, Battistesa y Villordo respetables pulastrones. Yo entonces miraba como vaca al tren sin entender y sin pedir explicaciones (que no me darían) pero las fantasías eran muchas...
Después leí también alguna declaración de mal gusto de don Julio, que me cayeron mal,(creo que vía González, el sociólogo-bibliotecario) donde trataba de "forzar" su compromiso marxista-castrista diciéndole a su amigo Eloy Martínez que "el pensamiento no politizado en literatura era un pensamiento débil, un pensamiento femenino..." Esto se juntó al conocer ese capítulo de Rayuela que él mismo sacó, posiblemente por la agresión machista conque comenzaba, “Puta, putita, reputa...”, y seguían las figuras y recuerdos que se iban encadenando, (leo hoy en el diario “El País”, que en EE.UU. se estudia la prohibición de esas palabras: puta, putita, -más la de “negro”- en las letras de las canciones de hip-hop que se emitan por radio; pero Julio ya es un precursor en la censura, (o autocensura) literaria.
Sigo, hace dos semanas en el suplemento cultural del diario La Nación, Tomás Eloy Martínez hace un repaso-recuerdo-homenaje (con retorno), de García Márquez y su venida a Buenos Aires para firmar el contrato de su libro “Cien años de soledad” habla de Primera Plana, el Di Tella, etc., su encuentro con Gabriel ya en Argentina,y que publicado su libro (diez mil ejemplares de movida y tres mil enseguida) el colombiano, totalmente desconocido, sólo se siente famoso cuando ve a una mujer llevando en el chango del super su libro junto a los comestibles... Horas después leyendo a González (el mismo de arriba) en un ensayo sobre Cortázar -el boom- etc., de pronto en el mismo se comenta que Eloy Martínez decía que sólo comprendió la importancia del boom cuando vió a una mujer a la que se le caían las bolsas del mercado y que en el fondo tenía un ejemplar de Rayuela de Cortázar... Y????. Eloy también “acomodando” recuerdos.
Después, era el sábado, en la discusión con A. y M. durante el homenaje al mono de madera, tuve que explicarles por los retos a mis malidicentes recuerdos hacia los críticos de mi post anterior, de que ESTO se trata de “realidad novelada”, “tres datos ciertos verificables dentro de mi fantasía babeante actual -y no jodamos-", ahí aproveché y pedí el postre...
Pero seguía dando vueltas :
Montes Bradley y su “Cortázar sin barba”
Las hormonas. El aniñamiento (su espantoso Bebe Rocamadour). Su sexualidad.
Cabrera Infante y las hormonas (las de Cortázar)
Cabrera y Cortázar. Con Cuba de por medio.
Cabrera Infante y el “boom” (con Porrúa, Divinski y otros editores de por medio)
Cortázar, Eloy Martínez y la alianza de Primera Plana y el escritor (por conveniencia política?) Epoca era que el escriba Eloy aprovechaba las contratapas para salir en la foto.
El desconchón - el desconchado - la concha - la vagina.
Cortázar y la concha
Eloy y García Márquez.
Las dos bolsas... (las del mercado)
La bolsa-útero...
Bueno y las combinaciones son miles con no mas de cinco personajes y cinco personajes más haciendo de nexo entre los cinco.
Me tildé.
Alejandro

21 abril 2007


TESTIMONIAL
EL MEZCLADITO.
CON MEXICO. UMBERTO. CUEVAS NUEVAMENTE. GLUSBERG Y LA SUPERCRITICA DEL ERGON Y EL PARERGON. ADEMAS PERSONAJES QUE ENTRAN Y SALEN COMO EN COMEDIA DEL TANO VITTORI

Casi siempre una vez que termino el post, lo subo y después de añadir la imagen lo veo ya “publicado” y se me aparecen (in mente), detalles que hubieran completado- complementado o aclarado tanto palabrerío. En el post anterior comentaba mi viaje a México. Había viajado para la inauguración del museo Cuevas porque en esa apertura, estaba en el grupo de los argentinos que exponíamos con obra adquirida o donada. La mayoría éramos tipos que veníamos muy del palo del dibujo, Carlos Alonso, Seguí, Linares, etc., etc. También muchos amigos de José Luis del “otro palo”, (no figurativos), como Ricardo Machado, ese gran pintor, que como actor era Ricardo Lavié, el que siempre nos aconsejaba a la hora del tango en pedo –no comenzar tan alto por que no vas a llegar a las notas decisivas- (sabio él que ya anticipaba nuestros graznidos).
Mi obra era el retrato de Umberto Eco, que en ese momento estaba muy de moda por la película “El nombre de la rosa” y no por el libro (pesado, aburrido, inleíble), pero al autor lo habíamos conocido en Buenos Aires en alguna de esas jornadas de la crítica, en las que Jorge Glusberg lo hizo oficiar de jurado de pintura, dar charlas etc. Algún día vamos a tener que revindicar a J.G -sobre todo en esta mediocridad del mundo cultural (¿?) de K. donde después de meses, don Nun, un sociólogo-politólogo oscuro metido a Secretario de Cultura, que habiendo tomado la posta de un Di Tella tan “gracioso” como Moisés Ikonicoff, sólo abrió la boca ayer para criticar a Gran Hermano o el pasado año para presentar las innumerables muestras de su mujer (una artista de “fin de semana”, como se decía en mi época); la falta de un J.G. se nota en el museo, en la Recoleta (en el centro no en el tanatorio, aunque con sus cinco by pass...), también por la falta de premios importantes privados, y sobre todo por la falta de esos personajes que nos hacen sentir partícipes de algo, como fue durante la aburrida época de Alfonsín o en la del emir, personajes como Eco, Derrida, Vattimo, Moles, Rorty y muchos más que pasaban por acá y se divertían, aunque nunca cobraron un mango por una conferencia, o por ser partícipes en un jurado. La invitación era a comer un asado en el tercer mundo, Jorge los subía en un avión en Europa (calculo que estarían muy borrachos) en clase turista (que pagaba de su bolsillo) y les decía al aterrizar -ahora ya que estas...- y bueno, la cultura al fin es eso, lo otro es lo burocrático, lo acartonado, lo de las frases hechas, tan a lo Filmus. Y entonces sólo gracias a esa improvisación creativa de un tipo de una genialidad gerencial por lo pragmático, te podías encontrar de improviso en un baño del centro Recoleta, transformado en “tetera” en la inauguración de un gran premio a un Restany, crítico francés estrella, presidente del jurado al que no sabía como había llegado (y quizás ni se había enterado) chupándole la pija al artista revelación, para después subir con él del brazo al escenario y acto seguido dar una charla de media hora sobre “Marta Minujín en el arte argentino: la cultura guaranga”, charla que aparecería luego en la revista Lapiz en España, y recién entonces meses después levantarían los diarios de acá que no se habían enterado ni de la mamada.
Pero ya me fui al carajo como siempre.
La cosa es que nuestro viaje a México fue un fracaso porque al igual que nosotros los argentinos, ellos los “meshicas” eran del otro mundo (o de este?). Llegamos a una inauguración que se postergó para tres años después y el dueño del museo desaparecido porque andaba por los prostíbulos... Sigo, al año siguiente volvió Eco al país, esta vez para presentar su otro mamotreto, el del péndulo, (libro que como melatonina regula tu sueño, no hay más que intentar leerlo y hasta el otro día), yo me encontraba en la fila de los obsecuentes del autógrafo, con un ejemplar viejo de los apocalípticos para que me lo firmará ya que no me atrevía a (no) leer otra de sus novelas (y el péndulo se preveía amenazador)en mis manos unos catálogos donde estaba reproducido su retrato (el de la muestra del museo mejicano), la ceremonia de las firmas como siempre “onda besamanos”, fila de una cuadra y media para presentar libro (uno), mostrar página (dos), recitar el nombre propio (tres), o para quien uno se lo dedicaba ante la pregunta del Boloñés ¿para quién?, que te estrechara él la mano o que besara a las namis y después salir por derecha (cuatro). Cuando me faltaban casi veinte personas para llegar al escriba, una voz chillona a los gritos ante la mirada de todos en el pasillo del Patio Bullrich, y ya casi entrando a la Yenny, -Alesssandro, Alessandro!!!! -era mi Crítica, más criticada (y despreciada) la del ergón y parergón, amante platónica del Umberto (que nunca se enteró) y a quién había acompañado desde Italia, quien me tomaba del brazo, me preguntaba qué hacía allí, y después a los gritos llamaba al autor -¡Umberto, Umberto, il caro amico Alessandro!- para que yo le entregara los catálogos y él me firmara ante la mirada de odio de todos los presentes encolumnados. Umberto emocionado con su figura en el catálogo. Después almorzamos, (garpó la Editorial, y la Crítica aprovechó para devorar después de tres largos meses de hibernación donde había comido solo una “medialunita” diaria después de la misa matutina, y se había dedicado a escribir, “Apostillas al Péndulo de Foucault” (Sudamericana) para impresionar al tano en su visita. Después a la noche en ”Tomo I” invitados por el J.G, ya sí nos mandamos unos magníficos lomos gigantes con unos vinos especiales, menos para Jorge el anfitrión para quien traían las botellas de Coca gigantes que se despachaba aumentando su panza disimulada por la capa negra. A esa hora Umberto con los ojitos mas chicos que nunca por el beberaje corría a todas las minas que podía como un fauno semiótico, (menos a la critica, que seguía comiendo y regurgitando las pastas, del mediodía ...
Claro, como uno no va a estar hecho mierda ...
¿esto es vida?... ehhhh...?
Apostilla: Este viejo mono de madera como diagnosticó hace tiempo el turco Asis viene a saludarse a si mismo, en un año nuevo de vida,en la versión clásica de Tauro y con Venus, (por ahora) en todas sus casas.
Alejandro

17 abril 2007

TESTIMONIAL
MEJICANEADAS


Cada vez resulta mas raro este blog. Repasaba los archivos desde los primeros comentarios y los vi mezclados, confusos, preguntones y sin respuestas, no sé como llegué a todo esto, la clave estaba en algo que me comentaban y que surgía como disparador para alguna idea recordando mis primeros tiempos en la pintura, mi llegada a Bs. As., los boliches y no mucho más. Pero quedaron de a poco en el freezer esos recuerdos-homenajes a poetas como Centeya, escritores como Murena o algún poema de César Tiempo o nota del amigo Simpson (no de Homero, de Thomas, el semiólogo).

Mucho tuvo que ver que la gran cantidad de blogs que leo por día me amedrentaron por la calidad de la escritura, el conocimiento y por último la edad de los que los escribían. Tampoco quería detenerme solamente en la pintura que es lo que hoy en día (creo) es uno de los pocos temas que conozco desde adentro, porque se transformaría en una bitácora (como dicen los gallegos) de recuerdos y técnicas, pero podría ser aburrida o pedante. Pero la pintura, los pintores, etc., me siguen tirando y como leía que viene al Malba, Monsivais a charlar sobre Diego y Frida, recordé mis experiencias directas con la obra de Diego, que es uno de los más grandes pintores latinos, que no mexicanos que yo vi, una pintura que asimilé a la de un “tano del 1300” y que por más que fuera como dicen "de hondo contenido social", era pintura ¡joder!, que no era ilustración, como me pasa ante la obra de un Carlos Alonso. Pintura densa, colorida, con un espacio pre-renacentista casi como el Giotto, con magníficos blancos sobre ese espacio en el que se "presiente” la modernidad y que quizás por eso (por que solo se presiente) nos da una sensación de primitivismo. No hablo acá de su obra de caballete donde llega a estar influenciado por el cubismo. Yo había llegado a México con una carga negativa muy grande contra todo lo que oliera a muralismo, no me cae, nunca me gustó Siqueiros, y mucho menos Orozco. Pero vi al Diego y capoté. Eso era pintura. Mi amistad con José Luis Cuevas, (el “Bacon americano”, como lo llamó Marta Traba y uno de los más grandes dibujantes que conocí) influía también en mis gustos, la lectura de sus discusiones junto a Octavio Paz, sus notas en su sección “El Cuevario”, en el diario “El Universal” me predisponían peor hacia los muralistas, José Luís había sido y era, el opositor mas importante(vivo) a ese movimiento.

En cambio iba totalmente seducido por Frida, y ahí si el baldazo; conocí al gran personaje que se tragó al autor, me atrapó la locura, parte fruto de las drogas que trataban de aliviar sus dolores que en los últimos años ni la morfina apaciguaba. Me gustaron sus cuadernos que hoy podrían figurar como un libro de artista, con sus bocetitos, sus cuentas de economía doméstica, sus borradores de cartas, los préstamos y los pagos, sus recetas de cocina y uno o dos cuadros, no más, su obra casi naif, de un surrealismo pueblerino, con sus marcos pintados y con elementos pegados por ella y que recordaban nuestros exvotos, pero los últimos, junto a su cama o en los atriles su obra era totalmente olvidable. Eso sí, en toda la casa, los detalles “a lo Frida”, los esqueletos “sus muertitos”, sus títeres, sus espejos, sus lacitos, cintitas, etc. etc.

El en cambio con su torpeza de sapo gigante como ella lo llamaba, su inoperancia política que lo hacía militar donde no debía y a destiempo, sus amores más platónicos que reales, con las grandes hembras del cine o del teatro, trascendía con su gran pintura por todo el país, y te cacheteaba desde el Sambord del “Palacio de azulejos”, mientras comías tu sopa de tortillas picantísimas, hasta en esos cuadros de las vendedoras de alcatraces tan representativos como los girasoles de Van Gogh. Y ella cada vez era mas foto, vestidos, collares con plumitas, dichos a la manera de... todo el anecdotario sobre su terrible decadencia, con esa cosa tan “meshica” de la realidad tan mezclada con la fantasía, con la religión-hechicería o con la política. “Sufridita” enmorfinada constantemente, pintando como entre sueños ese horrible Stalin que quedó junto a su cama, con la gamba amputada o en las marchas del partido en la cama-camilla y con la bandera roja con la hoz y el martillo, sufridita velada con esa bandera y con sus amigos corriendo y gritando como locos porque los vellos de su cuerpito que la hacían parecer un mono (un chango), se erizaban con los últimos besos, y Diego mandando a cerrar el cajón para no ver más a la sufridita. Veremos que nos dice Monsivais,cuando de Frida nos hable, sin olvidar que el dueño de casa pagó uno de los precios más caros para atesorar su Kahlo. Cuadro que hoy guarda Sanguinetti en el Uruguay y que sólo vemos cada tanto de paso - como obra transitoria- hasta que el gobierno promulgue las leyes de protección, mecenazgo, etc.

Y hablaba de José Luís Cuevas, uno de los mayores personajes que conocí, un ser extraño, arrollador, un dibujante como pocos, y también un personaje que supera al artista, lo que en él es difícil. Con un museo que lleva su nombre, que es un antiguo convento que en la entrada, en su gran patio-atrio, tiene una escultura monumental de su producción que se llama “La Giganta”. Todo en él es exhuberancia, güero, terrible pinta aún a su edad (para México, casi un galán de cine), con sus muñequeras de cuero (aunque vista con frac) que marcan más sus gestos ampulosos y lo hacen parecer un tano de película de Dino Rissi, o uno de esos luchadores enmascarados de su país al estilo de nuestros karadagianes. Se hace fotografiar diariamente para observar el paso del tiempo, seductor y arrollador con las mujeres, machista fabulador a la vieja usanza que durante el mes de mi permanencia en su país casi no pude ver ya que llamaba a su casa y su esposa decía que se había quedado a dormir en algún prostíbulo en las afueras de la ciudad y que no podía ser molestado (nunca pude saber si era verdad). En su museo tiene una sala cerrada para su obra erótica y pornográfica y se debe ser mayor de edad para pedir la llave y verla,(algunas de las cuales se aclara que fueron ejecutadas mientras “poseía carnalmente a la modelo”, todo un ejemplo de la "virilidad y el equilibrio". Acá en Bs. As., en su última visita, en una charla en la Fundación del Banco Patricios, de pronto contó al público con pelos y señales que en su primera muestra en el país, en la vieja galería Bonino, durante la muestra apareció un día Marlene Dietrich, que estaba actuando en Bs. As., quien casi como en una película muda por señas se lo llevó al hotel en que paraba a pasos de la galería. Todo esto ante el asombro del público que en vez de escucharlo miraba a Dolores su esposa sentada en primera fila. Yo estaba sentado junto a un gran crítico argentino de arte, terrible trolazo, de la corte de “Manucho” y ex empleado de la galería mencionada quien ante los dichos del artista sobre el “levante” comentaba a quien lo quisiera escuchar, que la Lola-Lola no había estado en el país para esa fecha, y además que todo el mundo conocía su lesbianismo. Otra duda más sobre sus aventuras(aunque en esta semana se hablo de las cartas de amor hacia la diva escritas por Hemminguay

En México descubrí que pese a odiar al muralismo y sus ejecutores, su mujer era la directora del museo Tamayo, donde ví mi primer Bacon en vivo y en directo, y me maravillé ante un Alechinsky (que estuvieron diez años después acá en la muestra de Proa, pero solo uno conservaba el encanto). Pero pese a sus contradicciones y petulancias, un artista único. Gran cinéfilo, me maravilló con sus conocimientos del cine argentino de los '40 y '50, recitando los nombres de los artistas, directores y hasta iluminadores y llegar a decir de memoria quienes habían trabajado juntos y en cuantas películas, y por último el tango... En cuanta cena y después de las copiosas libaciones comenzaba: –Alejandro, te sabes el del ladrillo? ...y ahí comenzábamos en la mesa ante la mirada (recriminatoria) de todos, -Ladriyo, está en la cárcel... (yo tratando de reforzar la ye... el ganándome en la memoría de la letra) Ahora hace años que no lo veo, la última estaba en silla de ruedas por dolencias. Dolores su mujer falleció, pero lo recuerdo cuando pienso en su país, o veo sus obras en los catálogos de Sothebys o Christie's, o se me cruza alguna foto como esta,
con el mozo atrás nuestro mirando como espantamos a la concurrencia mientras desentonamos “Ladrillo”, en pedo y a capella. (y todavía faltaban diez o veinte tangos más)...
Alejandro

11 abril 2007


TESTIMONIAL
Pensando un poco sobre el coment de Sol,
Reflexionando sobre el ergon y el parergon
Y algunos reencuentros en el fin de semana largo

Hay veces que los comentarios en estos blogs no tienen el suficiente espacio como para responder todo lo que se quiere expresar para dar explicaciones a ideas ajenas muy espontáneas y que por su misma espontaneidad se hacen confusas con respecto a las broncas de mis últimos tiempos que pintan a desánimo o dan la idea de una bajada de brazos en mi pequeña lucha.
El reiterar sobre los años vividos es una toma de conciencia de limitaciones que ni se me cruzaba por la cabeza a los cuarenta. Creo sí que a esta altura es el momento de armar el cronograma de los treinta últimos años para que lo que falte se estructure y tenga una terminación correcta. Se que los años de vitalidad venideros pueden ser entre cinco y diez y después planear (digo como un planeador en el aire, que no de planificar) lo mejor posible, hasta, hasta eso... Todavía no me siento grogui, ni siento tanto la decadencia como para no atreverme a un 2.00 x 2.00, o más.
Con respecto a lo que decía Sol sobre el espacio escénico, entiendo comprender los espacios como no lo había hecho hasta ahora, porque la pintura aunque sea bidimensional tiene espacios de carácter virtual que si no los internalizas, vas a fallar en su transcripción, pintes lo que pintes, seas figurativo, abstracto o geométrico. Es la cosa mentale, como diría Leonardo. Lo mismo pasa con todo lo artesanal del oficio. Pasé ya por suerte la época del miedo a la crítica, son pocos los que saben y por lo común éstos son colegas o algún crítico menos careta que los de los periódicos. Jamás tuve el terror del papel en blanco, muletilla que creo que usan muchos para apoyar las teorías de la inspiración. ¿A quién mienten?¿Es por desconocimiento que lo dicen? Nunca leyeron por ejemplo que Picasso que parece un espontáneo realizó 700 bocetos de “Las señoritas de Avignon”, en esos bocetos había escorzos de figuras humanas que le harían par a Da Vinci o Miguel Angel, y el resultado es de una modernidad, una frescura, un repentismo que asombra, ¿dónde estuvo la inspiración más que en el chispazo que le permitió vislumbrar la composición, o un flash de ella?, ¿cuándo y cómo metió la máscara africana?, ¿o esa especie de travesti de comic, de dónde sacó todo eso? Seguramente y como nos sucede a todos (pero sólo a él genialmente) a medida que pintaba sentía que la obra le “pedía” soluciones estéticas en esa dirección. Pero ahora lo que quiero explicar es que una vez tiradas las bases y algunas ideas fundamentales, el envión te lleva por inercia y solamente vas modificando la velocidad y el equilibrio. Pero hay un manejo de la obra y reglas que no las manejas, eso es el camino, que es desconocido, sin ninguna guía, pero con señales que aparecen de pronto ante tus ojos. En esos momentos ya estás en la vanguardia o en el pelotón. En un mercado como este inexistente, la vanguardia (o la modernidad) tienen que ser como piezas que se puedan cambiar constantemente, porque son todas de gran calidad pero saturan la demanda (poca) que no es solamente la venta de la obra. También el pelotón tiene que ser de calidad porque tiene que acompañar a los punteros como ”relleno” de muestras colectivas, salones, subastas, etc., y con obra que resista la colgada conjunta y que demuestre que nuestro arte (como diría Zaldívar: “el arte de los argentinos”) es “coherente” y tiene una cierta identidad, aunque sea de oficio.
Cierto que la pintura es una forma de arte decadente, y que cada vez se confunde mas con lo decorativo (arquitectónicamente hablando) y que también es un placer (¿?) solitario para el pintor. Con los años respetás de los colegas sólo el oficio, pero no siempre el resultado, de ahí las aburridísimas discusiones figuración-no figuracion, neogeos-concretos, etc., etc. Las reuniones tragos mediantes, como dice Sol (para tratar de pasar los momentos de reunión entre pares) se van espaciando y vas tratando de sustituir un pintor por un corredor de bolsa, una escultora por una meretriz devenida en podóloga por los años y por el miedo de cruzarse a un nieto por las zonas de trabajo... Pero lo peor son los discursos y la calidad de los mismos que nos atravesaron desde los '60 hasta ahora. Esas parrafadas semióticas abstrusas. Ese afán de trascendencia tratando de que el discurso sea de un valor similar a la obra referente. O peor, que el discurso antecediera y provocara la obra, y ya hasta vimos discursos colgados junto a la obra de arte, u obras presentadas en bienales producidas por el discurso, producido por el tema propuesto. Palabras agobiantes y pretenciosas como en uno de los prólogos de catálogo escritos por una de nuestras semióticas mayores titulado “El ergon y el parergon”, donde se hablaba simplemente del marco del cuadro.
Hoy leo en una crítica magnífica en un diario español que al marco se le dice simplemente “el secundario” y se lo ningunea explicando su preponderancia fatua y el por que no eliminarlo por simples varillas para que la pintura se luzca en sí, por eso, dejemos la retórica al pedo de los escribas que después no entienden a eso tan simple que es la pintura... ah, me olvidaba de comentar, “el ergon y el parergon", afanado asquerosamente a un teórico italiano -Gianni Vattimo-, cuyo libro no se tradujo al castellano hasta los '90, pero que la crítica seguramente leyó en italiano en los '80 y le sirvieron para prologar a fines de esos años en su intertexto hablaba solamente del marco “despojado” de la pintura que había sido sólo un juego del artista y que podía haber sido parergon hasta de un espejo.
Por eso Sol no disfruto tanto ya esa cerveza en la puerta de las galerías como vos en la puerta de los teatros. Porque de a poco hay cada vez menos pares, pares como similares, gente que respeta un oficio, como en la religión: oficiantes. ¿Y cómo canalizás las angustias, broncas, locuras? A menos que seas un sicótico perfecto, con todos los papeles en orden y perfectamente medicado, ¿cómo hacés para pasar de la obra de tus inicios con las vísceras sangrantes, los rojos sanguinolientos y los fondos en verdes agrios, amarillos sucios y cerúleos mortuorios (primer paso de todo estudiante de arte o de todo “artista autodidacta: la agresión) a armonizar, estructurar, componer en regla y todo lo que sirva para agradar a un marchand, o sorprender favorablemente a un jurado?...Y que tu vieja pueda decir por fin ¡Nene, esto sí lo colgaría en el comedor! (o si empezaste en el sótano de teatro y llegaste a la tv) y ese es el que juicio que más te conmueve en tu víscera cursi, más que el primer premio dado por un jurado de grandes en el Salón Nacional (un psicólogo a la derecha). A no ser que seas un buen ejemplar de sicótico y creas como Van Gogh creía, que algún día terminaría siendo un pintor flamenco (hablo de estilo y no de su procedencia). Por eso sigo creyendo que seguir apostando a cosas tan inútiles como la pintura o el color, o tratar de que no todo se transforme en el cuadro que pega con el sillón o que va bien con los “pasteles” de los cantoniers del ventanal, es apostar con esperanzas. Y tomarlo con ironía a esta altura es saludable, por lo menos para mi... Aunque he visto en otras ramas (las literarias) últimamente que hasta los filósofos vernáculos tienden a defeccionar ante el plato de lentejas y pispeé ya que me fue imposible leer el Barón Biza de Ferrer, un tipo que siempre me pareció interesante, pero mi teoría es que hay que comer para estar ahí cuando llegue el momento... después pensé (esta es mi parte buena) que en vez de un libro sobre la obra imbécil y petardista de Barón quizás lo que pretendía era homenajear a Jorge su hijo, y que si hubiera encarado la cosa así, nadie le hubiera puesto una ficha al proyecto. Pero la sucesión de frases hechas y lugares comunes es de terror en alguien que maneja el lenguaje no como uno, el uso de adjetivación en los personajes peor, el desprecio a alguno de ellos como Chiche Gelblun (“periodista mefistofélico” lo llama) lo desprecia por su amarillismo y después usa toda su investigación para armar su historia. Y bueno esperemos que sus alumnos de la UBA no lo lean y que "El Interpretador" no lo defienda.
Son más de nuestros mandarines, mandarines apoliyados que tratamos de seguir matando...
Pero también alegrías y sorpresas te da la vida como dice Rubén Blades, me encontré de sopetón (como decían los mayores), con dos amigos: el Negro Santana y Nacho. Del Negro hablo siempre y hasta copio sus poemas acá en el blop. Nacho era aquel encargado de la librería Losada, de la calle Corrientes, de los pocos que te podían decir cuál traducción de Hölderlin era la posta o resumirte un libro en pocas palabras (no al nivel de contratapa) y cuando no lo entendías o se te hacía un tanto obstruso, te hacía sentar y te lo explicaba café de por medio. Ahora está jubilado, da clases de filosofía y especialmente de Heiddeger. Venían del café horrible de abajo de casa, de una charla de horas en la que él defendía a su admirado Martin por una nota de un psico imbécil en “Pag 12” sobre el filósofo y el nazismo, pero eso no fue óbice para que nos termináramos un JB, que resultó poco fuego para apagar tanta sed... promesas de reencuentros próximos o no, pero encontrarnos para seguir diciendo ...como decíamos ayer... Son las pequeñas alegrías que uno tiene, si uno los tuviera que etiquetar como ahora se hace en los post, diría: “charlando con incunables”. Ah, el Negro me dedicó su último libro (por unos meses) “Huellas del ojo”. Miradas al arte argentino, coincidimos sobre Macció y su gran muestra y sobre la pelotudez intelectual de la “Copito”... Un buen cierre del soporífero fin de semana largo.

Y me olvidaba, también ganó Boca y está primero en la tabla, por que como buen "cabeza", uno es negro, de Boca y peronista (pero cada vez menos, en estos tiempos de K.).
Alejandro