Día
tras
día
afilo
mi arma
mientras
siento
crecer
en mi alma
las ansias
del crimen.
La ciudad
a la que debo
ir a buscar
a mi víctima se llama
Damasco
Juan José Sebrelli, de "Escritos sobre escritos, ciudades bajo ciudades"
"...No se trata pues de la consumación de las palabras como en la poesía surrealista, producto de un mundo que ha agotado el lenguaje, ni de lo incomunicable de las experiencias místicas. Murena no se propone ni inventar el silencio ni descubrir lo inefable que hay mas allá de las palabras. Por su condición de americano y de escritor, Murena ya está en el silencio, es poseído por él. Ni un acto de terrorismo ni un éxtasis místico, el silencio es para Murena, simplemente una realidad objetiva, y la arriesgada tarea que se propone es fijar ese silencio en el papel, traducirlo en palabras, callarse por escrito, convertir ese silencio natural y sin recursos en un silencio voluntario, estudiado, artístico, en un silencio articulado, expresado, comunicable"...
Acerca de Murena
"Héctor Murena fue un intelectual argentino que, como algunos otros, pero pocos muy pocos, de sus compatriotas, recorrió un itinerario espiritual propio al margen de las modas filosóficas y las ideologías de turno. Murena supo defender la dimensión discreta de su tarea como intelectual. No cedió ni al exhibicionismo característico del etablishment cultural contemporáneo, ni dejó que la desesperación, la agresividad y el pavoneo propios de dicho medio afectaran su intimidad de poeta y filósofo, ni su vocación religiosa.
Mientras en el mundo cultural europeo, y en las metrópolis latinoamericanas que son intelectualmente dependientes de aquellas, las teorías que apuntaban a una positivación del lenguaje y del mundo humano comenzaban a sucumbir para dejar paso al nihilismo de la generación siguiente -nihilismo que es la consecuencia natural de haber negado al lenguaje y al hombre toda relación con el Principio que los sustenta-, Murena planteaba no sólo una reivindicación de lo que el lenguaje tiene de irreductible a cualquier higiene 'analítica' sino que, ante todo, planteaba como cuestión central la de su misterio, su carácter sagrado."
dijo Murena:
LA METAFORA Y LO SAGRADO
Historia del Silencio
A lo largo de los siglos la literatura se vio corrompida de modo cada vez más profundo por ese espíritu utilitario. La novela sin poesía oscureció a la poesía. El espejismo aritmético llamado sociología reemplazó al reverente vacilar, escuela de vacilación, llamado filosofía. Hoy tocamos límites. La babelización de la escritura indica aguda nostalgia mala del silencio que la gran obra por naturaleza encierra y busca. La catástrofe de la letra escrita testimonia en forma invertida que la literatura surge de la necesidad de Dios.
TESTIMONIAL
Los Cruces de la sinrazón engendran catástrofes
No sé la fecha, mucho calor, Lisa me había invitado a una charla en una universidad por la zona de Constitución donde hablaría de algunos de sus últimos cuentos; yo llegué tarde, venía de mardel para un encuentro armado para seguir negociando el libro utópico. Ya estaba charlando, me cabeceó y saludó con la boca-muesca, que se perdía en la parte más baja de la capelina y se incorporaba a su rostro como un signo que todavía en esa época no explicaba Humberto (Eco).
Al terminar múltiples personajes se acercaban para la firma de libros y papelitos, y hacían preguntas que ella cansinamente contestaba. En un momento una mina, grande,muy producida empezó a aplaudir y pedir silencio. Todos miramos como esperando encontrar al niño perdido, pero no, la señora se subió a un banquito, y gritó a voz en cuello, ¡Basta, vamos a mi departamento en el Alvear, y tomamos algo, comemos unas empanadas y estamos mas cómodos! Se hizo silencio, se dispersó la gente, aproveché para saludar a Lisa que me dijo que con Willy (un poeta) nos iríamos juntos al Alvear; a mi pregunta sobre quién era la anfitriona, me dijo no conocerla, pero que seguro sería amiga de alguien amigo; salimos los tres hasta el auto que manejaba su marido K. Willy viajaba atrás con nosotros, (ella decía que siempre debía haber con nosotros alguien más joven, más bello y mas tonto).
Por Carlos Pellegrini K manejaba muy ligero y por el medio, de pronto Lisa a los gritos pidió que parara. El frenó, Lisa que bajó entre los autos a toda velocidad con tipos que paraban para no atropellarla y la puteaban mal; ella como una diosa (una diosa sorda y autista), levantaba los brazos y saludaba a diestra y siniestra insulto por insulto. Se paró ante una vidriera a media cuadra de donde habíamos quedado frenados como el coche. El resto del viaje hasta el Alvear pasó contando sobre la suerte de haber encontrado la tela en esa vidriera y que casi fuera causa de nuestra muerte.
Llegamos, subimos a la habitación-destino, una señora (posiblemente la que nos había invitado, en la puerta cobraba a cada hombre que entraba una contribución para comprar las bebidas, (a las mujeres para las empanadas). Todo pintaba mal, distintos grupos adentro, en uno de ellos reconocí a Rubén Vela de la embajada de Venezuela, poeta, que había escrito un librito crítico sobre la "Sombra el búho", me lo había dedicado en mi muestra. Por lo menos alguien conocido, en ese momento nos encontramos con la arquitecta Aqcuarone, que había vuelto de París y se aprestaba a exponer sus archiconocidas "orejas" en Bonino, además de su libro de artista que eran mas orejas con textos de Lisa en su interior. Helena estaba con un tipo grande, elegantisimo, pero no moderno, (la gente buena, que no era nuestro caso, diría un clásico), con esa cosa decadente que sólo dan ciertos peinados engominados, trajes de solapas que atrasan unos años, corbata mucho mas fina que el nudo ancho que se usaba, y cierta colonia de pino de una farmacia ya desaparecida, (La franco-inglesa). Me lo presentaron, pero él enseguida encaró y pidió disculpas a Lisa, (muy colorado, a pesar del talco que se notaba que usaba después de afeitarse para ocultar la barba negra), las disculpas eran por las innumerables veces que la había llamado Sara, a la casa de Belgrano, para que ella lo atendiera.
Lisa más dura que nunca le graznó casi que había transmitido su pedido a Batistessa y a la gente del suplemento.
- Sabés lo que opinan de mí, además tampoco la atienden a Sara,
- Saben que Sara no vive con vos, y que sólo pide por los hijos, cuando ella presentó sus cosas, siempre la atendieron, las críticas fueron buenas, saben además que la apadrina Manucho...
- Pero... no me pueden olvidar así, esto es culpa de Victoria o de Alfredito, se olvidan de todo lo que hice por ellos, ¿O es por culpa de Alicia a quién cuestioné sus ridículas teorías sobre el budismo, Rubén vos sabés que es verdad lo que digo,vos sos un gran orientalista y aunque Georgi la apoye... bueno será por la madre, que la sigue viendo como nuera.
Yo no entendía nada, trataba de alejarme, pero la mano garra me lastimaba el brazo. Al final nos retiramos, yo la miré con mi cara de no entender nada y ella me dijo: - Este Murena siempre haciendo cagadas, la va a hundir ahora que está empezando a ser conocida por su obra...
Pero ya nos había abarajado Manucho al chillido de: - ¿Qué le pasa al fiolo ese?
Alejandro