EL HIJO PRODIGO
a Rómulo Macció
Regresé entregado, con ropa sucia, usada
en vías de abandono y disolución;
seguí el camino de vuelta a casa
escuchando pequeñas detonaciones de la memoria
con la esperanza de que alguien remendara mi ropa
en esta misma puerta.
Lo esperado de mí , es una curiosidad abatida
por esa multitud de horizontes
cuando un golpe de lejanía instaló el miedo
en mi corazón.
El regreso es un destello arrebatado al curso
natural,
una sombra espesa, ahora en mis ojos
cegándome,
impidiendo que afronte el mundo con mi mirada.
Raúl Santana.
"Lengua Materna", Ediciones de Arte Gaglianone, Bs. As. 1981.
CONTRATAPA
por Antonio Dalmasetto
Diario Página 12 (2 de marzo de 1999)
Nos encontramos con Raúl Santana, una tarde de fines de febrero, para recordar a Horacio Pilar.
En el bar repasamos viejas historias. Los bares son el lugar al que se vuelve siempre. Para todo. Despedidas, reencuentros, festejos, desafíos. Mínimas liturgias de ciudad. Recordamos a Horacio Pilar y su poesía. Estando con Santana no es necesario recurrir a los libros. Desde siempre nos ha acostumbrado a su prodigiosa memoria. Puede recitar sin dudar a Montale, Borges, Vallejo, Elliot, algún poeta chino de tal o cual dinastía. También los poemas de Pilar...
Yo digo...
A Raúl lo conocí como critico de arte, como director del Museo de Arte Moderno de la calle San Juan, donde presentó y curó muestras memorables como la del grupo Cobra, tambien fue director del Palé de Glace. Magnífico poeta, memorista que causa asombro como dice Dal Masetto, capaz después de diez wiskies de recitar a los mejores poetas rusos en su idioma. Pero ante todo un amigo, con toda la magia del encuentro despues de semanas, meses o años, en la mesa del café, para seguir la conversación en el punto donde se había dejado...
Alejandro
Alejandro